En Cauca, una de las zonas más castigadas por la guerrilla de Colombia, nadie se atrevía a invertir. La región, una de las más ricas en recursos naturales de todo el país, era también una de las más pobres y peligrosas; hasta que llegó Ricardo y se atrevió a cambiar el destino de esas comunidades. Su esfuerzo allí no solo le ha valido el desarrollo personal que siempre buscó, sino también el reconocimiento de Naciones Unidas como modelo de éxito. 

Ricardo Otero nació en un pequeño pueblo de Toledo, donde se crió, en una familia de agricultores, hasta que decidió trasladarse a Madrid para realizar estudios superiores. Su padre siempre le dijo que el campo era muy duro y que necesitaba tener una formación universitaria, así que estudió Económicas. «Si supiera mi padre –relata a Notimérica– que al final mi vida la he dedicado a plantar café en Colombia…»

Cuando estaba terminando la universidad pidió una beca de dos meses que le concedieron en una empresa colombiana donde trabajaba de administrativo. Se enamoró del país y decidió quedarse más tiempo; tiempo que se convirtió al final en una experiencia de dos años trabajando en el gremio cafetero. Descubrió un producto, a sus productores y paisajes que le «atraparon». «Me cambió la vida», relata. Desde entonces, y han pasado ya 32 años, se ha dedicado a este negocio «en cuerpo y alma».

Pidió a los agricultores que le enseñaran a preparar bien el café, a catarlo y saber valorar su calidad, y cuando llegó el momento de volver a España, su jefe de entonces le propuso seguir involucrado en el sector y montar una empresa relacionada con él en España. Llegó a Madrid y junto con dos compañeros de la universidad fundó Supracafé, la empresa de la que es director general y que hoy abastece de café a locales con producto traído directamente de fincas de Colombia.

«Hicimos un estudio de mercado y vimos que en España había mucho desconocimiento alrededor de la calidad del café, pero que la gastronomía estaba en auge y que podría funcionar», recuerda ahora. Alquilaron entonces un piso de 50 metros y comenzaron a recorrer todos los establecimientos hosteleros, enseñando a los potenciales clientes el prestigio mundial del café del Cauca. Había que «educar» los paladares españoles.Ellos tres eran los vendedores, los comerciales, los repartidores, los administradores de la empresa… Recorrían Madrid entero subidos en su Vespa hasta que llegó su primer cliente: un compañero de la universidad que había montado un establecimiento de comidas.

Se focalizaron en clientes «que pudieran entender nuestra filosofía de la calidad» y llegaron a los cien primeros. De ahí, todo ha sido seguir creciendo, expandir el mercado a toda España y establecimientos por Europa entera. Compraron una pequeña fábrica en la localidad madrileña de Móstoles y la fueron ampliando. Desde el comienzo trabajaron en asociación con las cooperativas locales, que eran las que se encargaban de seleccionar los mejores cafés para enviarlos a España.

PARQUE TECNOLÓGICO

Según pasaban los años las ganas de producir un café mejor iban aumentando y lo hacían de manera directamente proporcional al crecimiento de su cartera de clientes. Fue entonces cuando se dieron cuenta de que era necesario invertir aún más en la región. «Queríamos hacer el Vega Sicilia del café, pero para ello hubo que comprar fincas, invertir en innovación y ponerlas al servicio de los productores», explica.

Entonces llegó la llamada del gabinete de Gobierno del Cauca, que les propuso crear un Parque Tecnológico que generara valor para esa comunidad. A través del hecho de dar a conocer sus productos y del turismo que eso generaría se pretendía convertir a la región cafetera en un destino más que visitar dentro del país. Y así ha sido, pues por ahí han pasado ya más de 16.000 turistas de los cuales más de mil son extranjeros.

Han pasado más de treinta años, pero la pasión de Ricardo por el café se mantiene «intacta». En las fincas de los productores con los que trabajan en su empresa se cultivan más de doscientas variedades de café y pese a ser una empresa pequeña, de apenas treinta empleados, ha generado trabajo para una comunidad entera. 

Fuente: Notimerica