Expertos del café de todo el mundo, hacen hipótesis de cuál puede ser la evolución del mercado del café este próximo 2021, y solo algunos indicadores como la llegada al mercado de ciertos cafés, o el crecimiento de determinadas tendencias sirven para proyectar lo que podría pasar este próximo año.
En este escenario, lo que pasa en Brasil, principal productor mundial de café, adquiere una importancia relevante para poder hacer una composición de la situación. “En estos momentos, explica el economista brasileño y director de Pharos Consulting Company, Haroldo Bonfá, el mercado ha empezado a llenarse de café procedente de la gran cosecha fresca de Brasil, que destaca esta temporada por su calidad particularmente buena, no solo en cata sino también en tamaño de grano. Esto ya se está notando en las operaciones del mercado, sobre todo teniendo en cuenta que la siguiente cosecha de este país será “off year”, lo que hace difícil pronosticar cuál será su tamaño y cómo influenciará el clima en su resultado”.
La situación provocada por la COVID-19, se han dejado notar en toda la cadena del café y su efecto en el campo, como primer eslabón de la cadena tiene, irremediablemente, consecuencias en el mercado.
“En la primera ola de la pandemia ya hemos visto como todos los países productores debían garantizar medidas de seguridad a todas las personas involucradas en las tareas del café”, explica Haroldo Bonfá. “En realidad estas medidas suponen un incremento pequeño en la partida de costos pero en cambio sí representan un impacto importante en la cosecha”, y es que, sin ir más lejos, las restricciones de movilidad han dificultado la llegada de cosechadores a las fincas y, por ende, el encarecimiento de la mano de obra disponible.
Sin embargo, y paradójicamente a la grave situación sanitaria que está viviendo Brasil, este país representa una de las pocas áreas cafetaleras que han sido capaces de mantener los empleos en el café y los ingresos regulares durante la pandemia. Y esto ha podido ser así, básicamente, porque la mecanización de la producción en este país es mucho mayor que en otros orígenes y en cambio, el número de pequeños y medianos productores, menor.
CADENA DE VALOR, COMPROMETIDA
El mercado del café se caracteriza por ser cíclico, y en las últimas décadas pocas veces exento de crisis como la actual. Ahora bien, lo que está claro es que esta nueva crisis difiere significativamente de las anteriores en el grado de afectación de la cadena. “Los productores de café siempre parecen enfrentarse a la adversidad, desde el clima hasta la política. En cambio, con la COVID-19, el impacto de la crisis se ha dejado notar de forma muy especial en las cafeterías que han tenido que cerrar y, aunque sea temporalmente, reorientar por completo su modelo de negocio”, apunta el escritor y periodista especializado en café, Jeff Koehler.
“El comercio electrónico y las alternativas de servicio fuera de los establecimientos están resultando fundamentales durante la pandemia para mantener a flote muchos negocios”, añade el director de Pharos Consulting Company. “Durante los últimos meses se ha producido una increíble aceleración del comercio de café a través de estas dos vías, e-commerce y servicios delivery, demostrando los operadores la efectividad de estos canales, con nuevas reglas de seguridad aplicadas”.
Los confinamientos, la limitación de la movilidad y las cafeterías cerradas han propiciado un nuevo tipo de conexión en línea, tostadores de café – cafeterías – consumidores. “Los tutoriales en Instagram sobre como preparar café en casa se han disparado”, explica Jeff Koehler.
El reto, dice, será ahora cómo llevar toda esta experiencia a las cafeterías una vez que puedan normalizar sus servicios. “Las limitaciones de aforo, las persianas bajadas y cada vez más personas trabajando a distancia, han incrementado la cantidad de café que se consume en casa y aunque la gente empezó a regresar a sus cafeterías favoritas después de los primeros meses más críticos de la pandemia, el consumo doméstico seguirá siendo significativamente más alto de lo que era antes de la pandemia y la demanda de café de calidad mantendrá un interés sostenido”, asegura Koehler quien acaba de publicar su último libro “Where the Wild Coffee Grows”, un recorrido por la historia no escrita del café de Etiopia.
NUEVAS TENDENCIAS EN LA PRODUCCIÓN DE CAFÉ Y NUEVOS CANALES DE DISTRIBUCIÓN DEL PRODUCTO
Además de este periodista y escritor, otros muchos expertos en café coinciden también en que el incremento en la demanda de café de especialidad dirigido al canal doméstico vivido estos meses, no solo perdurará en el tiempo sino que incluso crecerá. Y es que es fácil pensar, dicen, que una vez que las personas se dan cuenta de lo relativamente fácil que es preparar una taza realmente buena de café en casa, no querrán volver a beber, simplemente, “lo que sea”.
“Como me dijo una persona que es leyenda en la industria del café, la gente está abandonando sus hábitos y descubriendo sus preferencias”, apunta Jeff Koehler. “Beber un buen café, a menudo tiene que ver con la educación. Las personas necesitan entender por qué deberían comprar este o ese café, por qué deberían gastar más en sus granos, por qué es mejor utilizar café recién molido o molerlo ellos mismos, qué tipos de cafés diferentes se pueden preparar con diferentes equipos, desde la V60 hasta una Chemex pasando por una clásica olla Moka.
Todo es un proceso, pero cuando aprendemos y vemos que, por ejemplo, nos encanta el sabor afrutado de un café de Kenia, no volveremos tan fácilmente a beber cualquier café. Es más, hablando recientemente con Geoff Watts, de Intelligentisia Coffee, me dijo algo que creo que es muy acertado, Pedir café online o comprarlo en una tienda de café especializada te obliga a convertirte en un consumidor más activo de lo que eras cuando dejas la toma de decisiones a otros.
Tanto es así que, incluso el simple hecho de sostener un paquete de café en la mano y leer lo que está impreso en él, nos acerca un paso más a la finca y puede influir en nuestra comprensión de la procedencia y el valor de ese café. Realmente creo que reconsiderar el valor de una taza de café significa inevitablemente beberla con una visión más amplia y conectarse con el mundo del café en general, y en estos momentos, la gente está aprendiendo el valor real de su taza de café. Y si este mayor y profundo conocimiento del café apuntado por Koehler puede ser una buena estrategia para dinamizar el consumo, Bonfá añade la calidad, como vía para minimizar las crisis recurrentes de mercado en el sector del café. “No existe una fórmula mágica que nos garantice que el mercado del café no volverá a vivir una crisis, pero una forma de reducir las posibilidades pasa por ampliar perspectivas, diversificar variedades, ofrecer calidad diferenciada y asegurar experiencias únicas para cada necesidad del consumidor.
La participación de los gobiernos de los países productores es esencial en este objetivo, tanto para brindar apoyo financiero y tecnológico, como para el aprovisionamiento de nuevas variedades de semillas resistentes. La financiación de programas de formación y el acceso a Internet son pasos imprescindibles que se deben dar para garantizar a los productores, información instantánea y su inserción en el mercado global. Además, los caficultores necesitan ser más valorados en la cadena del café y esto solo se puede lograr con una garantía de precio mínimo o una mayor transparencia en el precio del producto en cada eslabón de la cadena.
Todo esto es clave para contribuir a minimizar las crisis del mercado del café en el futuro, las cuales, tengámoslo claro ya no llegarán a causa de pérdidas de cosecha provocadas por plagas en los cafetales, pues están surgiendo nuevas variedades de café más resistentes que junto con los avances en la investigación, por ejemplo, en el campo del hongo Roya, refuerzan la idea que este tipo de problemas se solucionaran en el futuro. En definitiva, pues, en mi opinión, la calidad es el atributo más importante para el precio del café, y el diferencial para que su cadena de valor obtenga los mejores beneficios y esquive las crisis recurrentes de estas últimas décadas”.
OFERTA, DEMANDA Y PRECIOS
La Organización Internacional del Café (OIC) ha advertido que el ciclo 2019-2020 se ha cerrado con un sobrante de 1.54 sacos de café en comparación con los 4.4 millones del período 2018-2019. Este excedente, combinado con el hecho de que la mayoría de la cosecha de Brasil de 2020/21, que será año de cosecha alta en el ciclo bienal de producción de Arábica, llegará al mercado en los próximos meses, la recuperación de precios se prevé complicada.
Y es que si bien, según la OIC a inicios de año, las compras de pánico y acopio de reservas aumentaron la demanda mundial de café por la pandemia, se calcula que durante los próximos meses el consumo se mantendría en retroceso debido a la afectación de la segunda ola de la COVID-19 y la presión de la recesión económica.
En comparación con al año anterior, la demanda en los cin- co principales países consumidores, que representan el 63,7% del consumo mundial, tuvo un descenso considerable en 2019/20. Se calcula que el consumo en la Unión Europea, después de dos años de fuerte crecimiento, fue de 45,04 millones de sacos, un 1,3% más bajo que el del año anterior. De igual forma, entre octubre de 2019 y agosto de 2020 las exportaciones mundiales de café descendieron un 5,6% en comparación con las de ese mismo periodo en el año cafetero 2018/19. En los once primeros meses del año cafetero 2019/20, las exportaciones de Robusta fueron las que menos cayeron, un 2,6%, a 44,61 millones de sacos, mientras que las exportaciones de Otros Suaves descendieron un 9,7%, a 23,42 millones de sacos, las de Suaves Colombianos un 6,8%, a 12,93 millones de sacos y las de Brasil y Otros Naturales un 6%, a 35,58 millones de sacos.
En este contexto, el mercado de futuros del café Arábica sigue siendo el más afectado y ha sido en el que se ha constatado un mayor especulación por parte de los inversores ante la caída del consumo en Estados Unidos y Europa, y las exportaciones de los países productores (la recogida de café ha sido uno de los mayores problemas de los caficultores, ya que si el grano no se recoge en su punto correcto, se madura, pierde sus pro- piedades y baja de valor).
Según Diego Morín de Investing, “la incertidumbre por el coronavirus ha lastrado las expectativas de los productores de materias agrícolas, las cuales han sufrido una volatilidad en los últimos meses por el miedo a perder la cosecha debido a las medidas de confinamiento”.
EN LOS PAÍSES PRODUCTORES
Una salida para el café sobrante podría ser la promoción del consume interno en los países productores. Para el presidente de la Asociación Cafetalera de El Salvador (Acafesal), Omar Flores, “ante la crisis económica, es el momento de incentivar el consumo interno para superar el 35% de café importado que se inyecta al mercado salvadoreño. “Hay una gran oportunidad de vender, lo que necesitamos son estrategias y una forma de que llegue al consumidor para que vaya cambiando a la producción nacional”.
En este caso, uno de los modelos ha seguir, sería el de Brasil, que tras un programa de 15 años de incentivación del consumo nacional ha situado la demanda interna de café en alrededor de 6kg/persona/año, con un incremento medio de un 3%, anual. Estas cifras multiplican de forma considerable el consumo de café de otros países productores, como Colombia, 2,1kg/persona/año, Vietnam, 1,6 kg/persona/año o Etiopía, 2 kg/persona/año. En la base del éxito de la estrategia brasileña, el haber compartido con los consumidores los beneficios que tiene el café para su salud, además de dar apoyo institucional a las empresas de café y haber conseguido una mayor estabilidad financiera para los productores al haber facilitado su acceso tanto a los mercados nacionales como internacionales.
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