La historia del café en Ruanda es un verdadero reflejo del poder de la resiliencia y la capacidad de recuperación de un país. Desde sus modestos inicios en las misiones alemanas hasta su renacimiento post-genocidio, el café ha desempeñado un papel crucial en la transformación económica y social del país. Hoy, Ruanda es reconocida no solo por su belleza natural y su rica historia, sino también por la calidad excepcional de su café, que ha ganado admiración a nivel mundial. El café sigue siendo un símbolo de esperanza y progreso para un país en constante evolución.

Ruanda, conocida como la tierra de las mil colinas, no solo deslumbra por sus paisajes y fauna, sino que también ha emergido en los últimos años como uno de los principales productores de café de alta calidad en África. Situada en la región de los Grandes Lagos, Ruanda ha experimentado un crecimiento económico sorprendente, destacándose por su capacidad de recuperación, sobre todo considerando su pasado marcado por la violencia y el genocidio de 1994.

Los primeros pasos del café en Ruanda

El café fue introducido en Ruanda en 1904 por misioneros alemanes, comenzando su cultivo en la provincia de Cyangugu. Esta región fue la cuna de la primera variedad autóctona del país, conocida como Mibirizi, una mutación natural de la variedad Bourbon. En los años siguientes, el cultivo del café se extendió a la región de Kivu y más allá, alcanzando todo el territorio ruandés. En 1917, Ruanda realizó sus primeras exportaciones de café, marcando el inicio de su larga relación con este cultivo.

Tras la Primera Guerra Mundial, Bélgica tomó el control colonial de Ruanda e impuso un sistema económico feudal que obligaba a los agricultores a cultivar café. Para la década de 1930, el café se había convertido en un cultivo obligatorio para muchos productores, lo que permitió un aumento en la producción. Sin embargo, esta imposición también resultó en una baja calidad, debido a la falta de infraestructura adecuada y el escaso conocimiento técnico.

El auge y caída de la producción de café

Durante décadas, la industria cafetalera de Ruanda fue una fuente clave de ingresos, pero su desarrollo estuvo limitado por las condiciones impuestas y la falta de inversión en infraestructura, como estaciones de lavado para mejorar la calidad. A pesar de su potencial, la industria se enfrentó a grandes dificultades, que se agravaron aún más durante el genocidio de 1994. Este trágico evento no solo devastó la población, sino que también interrumpió la producción agrícola, dejando a la industria cafetalera en crisis.

Recuperación y renacimiento post-genocidio

El renacimiento de la industria cafetalera ruandesa comenzó después del genocidio, cuando el café se convirtió en un símbolo de esperanza y recuperación. Con la ayuda de organizaciones como PEARL y SPREAD, apoyadas por USAID, Ruanda inició un proceso de reconstrucción de su sector cafetero, que incluyó la capacitación de agricultores y la construcción de estaciones de lavado para mejorar la calidad del café.

En 1999, el presidente Paul Kagame liberalizó el comercio del café, vendió la participación del gobierno en la principal compañía de exportación y se alió con la cooperación internacional para desarrollar la infraestructura necesaria para producir café de calidad. En 2001, se inauguró la primera estación de lavado en el país, lo que marcó el inicio de una transformación en la producción de café de Ruanda, que pasó a enfocarse en la calidad y no solo en el volumen.

Producción de cafés de altura

Ruanda, con su geografía montañosa y suelos volcánicos ricos, se ha convertido en un lugar ideal para el cultivo de café de altura, principalmente en las regiones del sur, oeste y los alrededores de Kigali. Las condiciones climáticas favorables, junto con las técnicas de cultivo mejoradas, han permitido que Ruanda produzca cafés de excelente calidad, reconocidos por su perfil sensorial único. La mayoría de los pequeños agricultores, que suman alrededor de 400,000 personas, cultivan café en parcelas de menos de una hectárea.

Con una producción anual que oscila entre las 20,000 y 22,000 toneladas, el café es la quinta exportación más valiosa del país. La mayor parte de esta producción se exporta, generando ingresos significativos para la economía nacional. En la temporada 2022/2023, Ruanda exportó 20,064 toneladas de café, obteniendo ingresos de 115.9 millones de dólares.

El café ruandés, en su mayoría de la variedad Arábica Bourbon, se distingue por su acidez vibrante, notas cítricas y florales, y un cuerpo sedoso, características que lo hacen comparable a los cafés de Kenia y Etiopía, pero con un perfil propio. El 76% del café exportado por Ruanda en la temporada 2022/2023 fue café lavado, un proceso que mejora notablemente la calidad de la taza final.

Regiones productoras de café en Ruanda

Cada una de las provincias de Ruanda tiene características específicas que influyen en la calidad del café que producen. La provincia del Norte, con su clima frío y suelos volcánicos de las Montañas Virunga, produce cafés con sabores complejos y acidez pronunciada. En la provincia del Sur, las lluvias abundantes y el clima cálido y fresco producen cafés con un dulzor marcado y una mayor profundidad de sabor. En la provincia Occidental, los microclimas alrededor del lago Kivu crean condiciones únicas para el cultivo de café, resultando en perfiles de sabor muy diferenciados y apreciados por los consumidores. Finalmente, la provincia del Este, con su altitud moderada y suelos volcánicos, produce cafés dulces y florales, con notas de dátiles y cacao.

Las nuevas posibilidades del café de Ruanda

En los últimos años, el café de Ruanda ha captado la atención de los compradores de especialidades en todo el mundo. La combinación de altitudes elevadas, suelos volcánicos y el enfoque en la calidad ha permitido que el país se establezca como un proveedor de cafés excepcionales. En 2023, se plantaron más de 9 millones de nuevos cafetos para rejuvenecer las plantaciones, y las cooperativas de caficultores han jugado un papel fundamental en mejorar los ingresos de los agricultores y asegurar la producción de café de alta calidad.

Ruanda ha encontrado en el café un motor para su desarrollo económico, y su éxito en el mercado internacional sigue siendo un testimonio del poder de la resiliencia y el progreso.