Bolivia, aunque parte del cinturón de países productores de café, ha tenido menos protagonismo en el mercado internacional debido a su cercanía con gigantes como Perú y Brasil. Sin embargo, diversas iniciativas están trabajando para cambiar esto, destacando la calidad única del café boliviano, cultivado en circunstancias especiales.

El gobierno boliviano, a través del Fondo Nacional de Desarrollo Alternativo, está impulsando el «Programa Café» para aumentar la producción y consumo nacional de café, así como su posicionamiento en los mercados internacionales de alta calidad. Históricamente, las primeras plantaciones de café en Bolivia datan de finales del siglo XVIII en la región de Los Yungas, y actualmente, junto con Caranavi, están viviendo un renacimiento del cultivo del café.

La geografía boliviana, con su clima favorable y tierras fértiles situadas a grandes altitudes gracias a los Andes, permite un cultivo del café que no es fácil de encontrar en otros lugares, salvo excepciones como Colombia. Estos factores contribuyen a la producción de cafés de alta calidad, cultivados mayoritariamente con métodos tradicionales y técnicas ancestrales como el «sukakollos», un sistema de riego que favorece el desarrollo de la producción utilizando el rocío de las nubes descendentes.

Entre las variedades de café producidas en Bolivia se incluyen el Geisha, Catuaí rojo, Java, y otras como Pacamara y Castillo, que potencian la oferta de café del país. Los cafés bolivianos son apreciados en taza por su sabor limpio y frutal, acidez brillante, y una dulce calidad aromática con claras notas frutales.

Desafíos y Oportunidades para el Café de Especialidad de Bolivia

A pesar de que la producción nacional de café en Bolivia representa menos del 1% del café mundial, el grano boliviano es considerado exótico en muchos países consumidores. Bolivia carece de una identidad nacional relacionada con el café y una sólida cultura de Café de Especialidad. Para competir con grandes economías cafeteras, se recomienda enfocar la producción hacia el mercado de café de especialidad, promoviendo el consumo interno y posicionando el café boliviano en el mercado internacional.

El «Ayni», una modalidad de labor comunitaria, juega un papel crucial en la caficultura boliviana. Este sistema de apoyo mutuo sin compensaciones económicas se popularizó tras la Reforma Agraria y es frecuentemente llevado a cabo por mujeres, quienes ahora juegan un papel destacado en la producción de cafés de alta calidad.

Ejemplos de éxito en el café de Bolivia incluyen a Nelly Usnayo, ganadora del IX Torneo Nacional Taza de Calidad Café Presidencial 2023 con su microlote de Catuaí rojo, y otras productoras como Marieta Pinto y Genesis Sarai, quienes también obtuvieron altas calificaciones en este certamen.

Organizaciones internacionales como SCA y ACE están apoyando y promoviendo la caficultura de calidad en Bolivia. Iniciativas como la feria de cafés de especialidad y las subastas de colecciones privadas han mostrado el potencial del café boliviano en el ámbito global, destacando a productores como Fincas Los Rodríguez por su alta competitividad y calidad en el mercado internacional .