El café de Panamá no es un producto que, en el subconsciente de los consumidores de esta bebida, se relacione, en general, con un origen tradicional, sin embargo, en este territorio se cultivan algunos de los mejores y más caros cafés del mundo.

El café llegó a Panamá en 1742 y como sucedió en otros países de la zona, lo hizo desde las Antillas Francesas, concretamente, en este caso, desde la accidentada isla de Martinica.

No fue, sin embargo, hasta 1780 que se registró, por primera vez, la siembra del café en territorio panameño. El pionero fue el colono Pedro Antonio de Ayarza quien, entre la década de 1780-1790, plantó algunos cafetos en Portobelo. A pesar de su empeño y esperanzas en aquella empresa, Ayarza pronto se dio cuenta de que aquella no era un área óptima para el cultivo y no fue hasta la segunda década del siglo XIX que el café comenzó a sembrarse en otros territorios del istmo, está vez sí que con buenos resultados. Entre 1808 y 1810 se registró, por ejemplo, una siembra bastante exitosa en las montañas de la provincia de Coclé por parte de los ancestros de la familia Carles, comerciantes de origen español, y poco después, el cultivo se fue expandiendo a diferentes montañas del territorio nacional.

CAFICULTORES DE ESTIRPE

A mediados de 1850, el café llegó a la provincia de Chiriquí y fue sembrado en áreas de mediana altura. En ese tiempo, Panamá estaba bajo el control de Colombia y al ver el éxito de las exportaciones cafeteras de ese país y de Costa Rica, varias familias panameñas se arriesgaron a sembrar café en montañas con más altura y clima más templado. Así es como estos grupos de colonos llegaron a Boquete y fundaron diversas fincas cafeteras, algunas de ellas todavía hoy en funcionamiento.

Aún con unos conocimientos incipientes sobre café, aquellos primeros caficultores eran conscientes que el café Typica necesita sombra para desarrollarse y fue así que las primeras plantaciones panameñas se hicieron sin destruir la vegetación de las montañas, lo que contribuyó a su buena marcha y al carácter único y singular del café de este país.

La calidad está teniendo un efecto multiplicador en beneficios en la cadena panameña de cafés especiales

En 1880, familias como los González, Castillo, Ledesma, Miranda y Ríos habían logrado ya muy buenos resultados en sus plantaciones, dando inicio en aquella época al pueblo de Boquete y a una competente industria cafetera en la zona. Con el tiempo y la construcción del canal francés, llegaron familias extranjeras como los Taylor, Tedman, Lescure, Denann, Sandberg, Landau, quienes conocían la importancia económica del cultivo de café y lo impulsaron con mayor tecnología. Más tarde, llegaron otras familias como Lamastus, Quiel, Fischer, Wilson y Moniche que impulsaron aún más el desarrollo del cultivo en el país y quedando sus apellidos unidos para siempre a la historia del café en Panamá. En la década de 1940, con la producción ya asentada en diferentes puntos del país, se empezó también a cultivar café en las zonas de Volcán, Santa Clara y Río Sereno, habiendo llegado hasta nuestros días, muchas de las fincas de la época.

EL GRAN RETO DE LA EXPORTACIÓN

Con la producción viento en popa en todo el país, Panamá en los años de la Primera Guerra Mundial, ya exportaba café a Alemania y Estados Unidos, donde este origen era especialmente apreciado. Sin embargo, las circunstancias de la época deprimieron los precios, a la vez que complicaron las exportaciones, resultando el negocio del café muy perjudicado. De hecho, no fue hasta la década de 1960 que el café recobró su papel como producto comercial en Panamá.

En esa época fue cuando se fundó “El Beneficio Central de Café S.A.”, una empresa formada por caficultores que logró poner en marcha de nuevo las exportaciones aunque no por mucho tiempo, pues con la dictadura la situación empeoró y la industria cafetera volvió a entrar en un largo periodo de pura y dura subsistencia.

No fue hasta 1996, cuando se fundó la Asociación de Café Especial de Panamá (SCAP), que las cosas empezaron a mejorar. La SCAP tras su creación puso en marcha una campaña basada en la educación continua, que promovía la calidad en la producción de café de Panamá y animaba a los productores a buscar permanentemente una mejor taza.

Fue en aquella época que se instauró el concurso del Best of Panama (BOP) y cuando, también, el café panameño empezó a sonar de nuevo con fuerza en el mercado internacional, esta vez, eso sí, en el segmento del Café de Especialidad, donde a día de hoy este origen cuenta con un público fiel en Europa, Asia y Estados Unidos. Y es que Panamá, al ser un país ecuatorial ubicado en pleno cinturón del café, tiene un clima idóneo para el cultivo de este producto y las condiciones orográficas para centrarse en estos cafés de la más alta calidad.

PRODUCCIÓN DE CAFÉ

Según las estadísticas, en la cosecha de 2019-2020, Panamá produjo 205,607 quintales de café y en la del 2020-2021, un total de 222,971 quintales, una cantidad que todos los analistas estiman se repetirá en la presente campaña a causa de los cambios climáticos y su efecto sobre la producción de café.

En Panamá este producto crece, mayoritariamente, en fincas en las que casi toda la mano de obra y equipo de trabajo es indígena. Las fincas suelen concentrarse en lo alto de las montañas, como es el caso de las de las tierras altas de la provincia de Chiriquí, ubicadas a 1.000 – 2.800 m.s.n.m, y donde se dan las condiciones perfectas para la producción de cafetos arábicos de calidad, lo que ha favorecido que actualmente en esta zona, al oeste del país, cerca de la frontera con Costa Rica, se concentre el 80% del cultivo de café del Panamá, con Boquete y Tierras Altas con Volcán y Renacimiento, como enclaves cafeteros destacados.

De hecho, el distrito de Renacimiento con Piedra Candela, Cotito, Santa Clara y Río Sereno, es hoy día la región panameña con un mayor potencial en cuanto a crecimiento de producción de café se refiere. Y como muestra, los excelentes resultados que se están obteniendo en fincas situadas a 1.200 – 1.700 m.s.n.m. de altura, en las áreas de Río Sereno, Cotito y en las zonas más altas de Piedra Candela. Adicionalmente, el restante 20% del café de Panamá se produce en regiones bajas como Coclé, Panamá Oeste, Colon, Veraguas, Herrera, Los Santos, Bocas del Toro, Panamá Este y Darién.

Ahora bien, este reparto geográfico de la producción de café en este país, se podría ver alterado en un futuro no muy lejano, pues el Canal de Panamá está incentivando la siembra de café Robusta en las riveras del canal como parte de un programa de reforestación para aumentar el caudal de agua y brindar nuevas oportunidades a las comunidades de la zona.

LA TAZA PANAMEÑA DE CAFÉ

A excepción de estas pruebas con café Robusta, en Panamá todo el grano que se produce son cafés arábicas de variedades como la Catuai, Caturra, Typica, Catimor, Bourbon, Geisha, Mokita, Pacamara y Obatá, entre otras y, si bien los compradores internacionales están solicitando cada vez más café con proceso natural, la mayoría de estos cafés panameños se procesan lavados, influyendo directamente la variedad y región de cultivo en las características organolépticas y sensoriales del grano final (otros procesos como el honey y las fermentaciones especiales aplican únicamente en cantidades más pequeñas o en microlotes).

Los cafés panameños son apreciados por su alta calidad en taza. Algunos alcanzan precios record en el mercado

Es así, por ejemplo, que el perfil del café de Boquete, desde Volcancito, área relativamente seca, a las húmedas de Bajo Mono, ofrece una acidez entre media y alta y un cuerpo entre bajo y medio, y muy balanceado.

Por su parte, en la vertiente sur del Volcán Barú, el café que se produce allí destaca por una acidez superior a la que podría esperarse por su relativa altura, y es también apreciado por su buen cuerpo y por ser muy aromático, lo que lo ha convertido en un grano muy solicitado para mezclas destinadas a preparaciones de café espresso.

En cuanto al café de Renacimiento, este destaca también por su buena calidad y perfil de taza con fragancia, aroma, sabor, dulzor y acidez muy balanceados.

CALIDAD SUPERVISADA

Uno de los grandes empeños de Panamá para afianzar su presencia en el mercado internacional ha sido el trabajo continuado estos últimos años a favor de cafés de calidades destacadas y es así que actualmente, el Ministerio de Desarrollo Agropecuario supervisa la calidad del café antes de ser exportado.

Y esto es de esta manera porque es un país pequeño, con pocas extensiones de tierras 8 altas en comparación con los demás países productores de café de la región, lo que hace de Panamá un origen poco competitivo a nivel de cantidad, pero, en cambio, no en calidad, un segmento en el que destaca y en el que cafés como el Geisha panameño brilla con luz propia, es muy apreciado y se comercializa a precios altos en Asía y Europa.

Casos como el del café Geisha de Hacienda La Esmeralda en Boquete, ejemplifican el trabajo bien hecho en Panamá enfocado a la calidad del café y que empieza a generar ya, una cadena de beneficios, de la mano del efecto multiplicador hacia el productor, su finca y todos los involucrados en el negocio.

En el país se produce principalmente café Arábica aunque hay una creciente producción de café Robusta en las áreas de bajura de Panamá.

El café especial de Panamá es reconocido mundialmente por sus altas puntuaciones y en subastas internacionales se han vendido a precios elevados e incluso de récord. En la subasta electrónica del BOP 2021, por ejemplo, uno de los de la Finca Nuguo, el Nuguo Fermented (Geisha natural), resultó ganador alcanzando los 2.568 dólares por libra, un récord de precio nunca visto antes, y que evidencia la calidad y singularidad de este café panameño, a la vez que contribuye a la fama y promoción de este origen, en general.

Y es que la producción de Café de Especialidad ha marcado un antes y un después en el carácter de la mirada internacional hacia Panamá. Es a través del BOP, una plataforma que atiende a los productores panameños interesados en la especialización de alto nivel, que se ha logrado principalmente promocionar los cafés del país hasta los altos niveles que han alcanzado hoy. De hecho, hay una gran cantidad de países ofreciendo café de calidad a menor precio que el de Panamá, pero aún y así, con el esfuerzo de los cafeteros y el apoyo de la SCAP (Specialty Coffee Association of Panama) y el BOP, los cafés de este origen han logrado penetrar en el mercado internacional y afianzarse en él con gran éxito.

Su estrategia, aseguran, no ha sido otra que trabajar todos juntos, buscando el bien común y la máxima excelencia de los cafés que, explican, son tratados con sumo cuidado durante todo su proceso en origen, atendiendo todos los detalles, incluidos los materiales de empaque para su transporte y que son críticos para garantizar y mantener la calidad del producto hasta su destino.

Panamá apunta a ser un país de origen único y de producción de cafés de alta calidad reconocido globalmente, aunque se reconoce que difícilmente se verá a toda la industria nacional dando un giro total en este sentido, más cuando como ya se ha mencionado anteriormente, se ha empezado a promover el cultivo de cafés Robusta, y se seguirá necesitando la producción de café regular, tanto para cubrir la demanda nacional como la internacional.

CONSUMO DE CAFÉ EN PANAMÁ      

En Panamá se consumen unos 20 millones de kilogramos al año, lo cual equivale a 5 kg per cápita, siendo los cafés tradicionales lavados los que más encajan con el paladar panameño, aunque las tendencias van cambiando y los naturales son cada vez más apreciados.

En el país, el método de preparación de café más popular es el café de filtro, seguido del espresso, siendo la mañana, el momento del día preferido para tomar café, en muchas ocasiones preparado, incluso, por un barista, una figura profesional de la hostelería que en este país juega un papel muy importante en la promoción del café local.

Los caficultores apuestan por el abordaje conjunto de la sostenibilidad económica, productiva y social para superar los desafíos a que se enfrenta el café

«En Panamá los baristas no son simplemente personas que trabajan detrás de una barra preparando café. Son personas que escogen los granos de café que van a usar, dividiéndolos por variedades y fincas específicas a la hora de la preparación. Están en constante capacitación, y los baristas panameños tienen como prioridad y compromiso demostrar a nivel mundial las ventajas que tienen al trabajar con nuestro café que es reconocido mundialmente”, explica con orgullo, Roberto Ameglio, gerente general de Cafelino, quien, además, añade, “nuestra meta, de ser los primeros del mundo en el rubro del café, incluye a los baristas panameños. Para esto es necesario conseguir las herramientas y apoyo necesario para invertir en capacitaciones y sobresalir cada vez más. En Panamá, tenemos muy buenos baristas con experiencia de competencias tanto nacionales como internacionales como Petro Korakianitis, Amael Candanedo, Adrián Villarreal, Manuel Lucena, Benjamín Roque, Manuel Barsallo, y Wilford Lamastus, que obtuvo recientemente octavo lugar en el campeonato mundial de baristas en Milán”.

PRÓXIMOS RETOS

Y si la promoción de la figura del barista es un reto alcanzado en Panamá, el cambio climático, las plagas y la sostenibilidad general del negocio son, según los caficultores panameños, los principales desafíos que deberán superar a corto y medio plazo para seguir adelante. Y es que explican que siendo el café un cultivo vulnerable al cambio climático, hay que pensar que este reto será constante, e incluso, creciente también y por ello el objetivo de estos caficultores panameños es mantener buenos niveles de producción a pesar de estos cambios.

Las formas de minimizar el efecto de este reto es llevar el control de las métricas de las variaciones diarias y a largo plazo en la zona de sus cultivos, y empezar a analizar muy de cerca como se comportan las plantas respecto a estos cambios para poder reaccionar y hacer ajustes de ser necesarios. Las plagas son otro importante amenaza que desde hace años azota a la producción de café en general y al que los caficultores panameños hacen frente implementando prácticas preventivas y apostando por la renovación de los cultivos con variedades híbridas de reciente desarrollo y resistentes a ciertas plagas.

La sostenibilidad ambiental, social y económica del negocio está claro que son retos complicados que se entrelazan y que si bien muy probablemente se podrían cumplir por separado, hacerlo así, causaría un desbalance en el negocio café convirtiéndolo a largo tiempo en insostenible.

Para encarar la sostenibilidad ambiental hay que ser conscientes y poner en marcha prácticas amigables con el medio-ambiente, como la minimización del uso de plaguicidas, el cuidado de los árboles forestales, la implementación de aportes orgánicos a los suelos, y el uso eficiente del agua y para tener un negocio sostenible económicamente hablando hay que ser eficiente con todos los recursos que uno tiene disponible, y procurar tecnificar el manejo de la producción de estos cultivos para lograr tener mejor control. Además, al tener una producción estable, es crucial para la sostenibilidad económica encontrarle un mercado acorde a la calidad de su producto para lograr sacarle mayor beneficio.

Y si la sostenibilidad económica va de la mano de la sostenibilidad productiva, sucede lo mismo con la sostenibilidad social. Es importante conseguir que todos los involucrados en la cadena de producción de café puedan cubrir sus necesidades básicas y, también, recibir un beneficio acorde la prosperidad del negocio. Para afrontar este desafío hay que crear un ambiente laboral de apoyo, respeto y confianza, ofrecer salarios justos, tener en mente la salud de los colaboradores, invertir en su desarrollo constante y brindarles todas las herramientas elementales necesarias para trabajar en equipo”, concluyen.

Según lo expuesto, pues, parece que el café de Panamá estaría a punto ya para hacer frente a estos retos, lo que, sin duda, confiere a este origen una ventaja competitiva en comparación a otros países en los que la falta de una mejor coordinación y voluntad conjunta como la que parece reinar en Panamá, dificulta más, si cabe, la superación de los nuevos retos a los que ya hoy día se tiene que enfrentar el café y que todo apunta desafiarán a los diferentes eslabones de la cadena de este producto estos próximos años

Fuentes:
Roberto Ameglio
Gerente General de CAFELINO

Plinio Ruiz
Gerente de Producción y Ventas de K&R Specialty Coffee

ONEXIEXIE

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