Kenia es un país hermoso, de gente afable, paisajes impresionantes y un café excepcional catalogado como uno de los grandes del mundo. Situado en la parte oriental de África, se eleva desde las planicies costeras del Océano Índico hasta las montañas y altas mesetas del interior, propiciando unas condiciones orográficas y climáticas únicas para el cultivo del café. Este producto, junto con el té, el pescado y algunos derivados del petróleo, resulta clave para la economía del país, lo que favorece la máxima atención y cuidado a su producción para beneficio de todos los que gustan de este origen en su taza.

El café fue introducido en Kenia por los colonizadores británicos a principios del siglo XX. Los cafetos que se plantaron provenían de Etiopía, país vecino del norte, donde el café empezaba a ser ya, una industria rentable. Estas primeras plantas eran de la variedad arábica, la única que actualmente se cultiva en Kenia. 
Las primeras fincas cafeteras se ubicaron cerca de Nairobi, la capital del país, y poco a poco fueron ocupando diversos terrenos de la Provincia Central. Estas haciendas estaban dirigidas por ingleses y otros europeos que empleaban mano de obra autóctona para todas las tareas relacionadas con la producción del café. 
En 1920, Kenia registró su primera exportación de café con destino a Europa. Desde entonces, el envío regular de grano al Viejo Continente, y también a otros lugares del planeta se ha mantenido, posicionado a este origen, entre los más longevos en el mercado internacional del café.  

Esta presencia, sin embargo, no siempre ha sido sencilla de mantener, y es que desde el inicio, el café resultó objeto de deseo para todos, colonos y autóctonos, haciendo valer unos y otros, con mayor o menor suerte, su legitimidad sobre la producción del grano. En 1930 se produjo la primera gran revuelta en relación al café, y cerca de un millón de miembros de la tribu Kikuyo reclamaron a los ingleses que les devolvieran sus tierras, cafetales incluidos. Los británicos, sin intención alguna de hacerlo, les prohibieron a partir de aquel momento producir café alrededor de sus casas, les subieron los impuestos y poco a poco les dejaron de dar trabajo en las fincas, obligándoles a trasladarse a las ciudades para poder sobrevivir. Los Kikuyo se habían especializado en el cultivo del café y durante un tiempo, la falta de mano de obra conocedora de las técnicas de producción del café puso en peligro la buena marcha de este cultivo en Kenia.  

No fue hasta 1960, tras la guerra Mau Mau, en contra del dominio británico que se permitió a los kenianos cultivar su propio café. La redistribución de la tierra con este fin, se hizo mayoritariamente a favor de los kikuyu, lo que tranquilizó a todos los involucrados en la industria cafetera del país, pues sabían de sus dotes con el café. 

Los keniatas ya podían, pues, tener sus explotaciones de café, aunque por aquel entonces, todavía, con estrictos controles sobre el número de plantas de cada finca y el uso que hacían de ese grano. Estaban obligados a entregar todo lo recogido que se destinaba en prácticamente su totalidad a la exportación. Sólo pequeñas cantidades residuales de las calidades más justas se quedaban en el país, lo que provocó que durante años, generaciones de keniatas desconocieran que su país producía una de las mejores calidades de café del mundo. 

El 12 de diciembre de 1963, Kenia se convirtió en una república. Su primer presidente fue Jomo Kenyatta, reconocido en el momento de su muerte, el año 1978, como Mzee, (el viejo brujo). Su carácter afable y conciliador le valió este sobrenombre por parte, no sólo, de su propio pueblo sino por una amplia serie de dirigentes mundiales. Bajo su mandato, el café de Kenia inició un próspero camino hacia el reconocimiento internacional.

Actualmente,se estima que seis millones de personas viven directa o indirectamente relacionadas con el café en este país de algo más de 46 millones de habitantes, con una media de edad de 19,7 años y una esperanza de vida de 64,3 años.

Pequeños grandes caficultores

Muchas de las plantaciones surgidas de la “liberalización” del cultivo de café en los años 60, siguen todavía hoy activas. Desde entonces, el cultivo de este producto se ha ido transformando y ha adoptado todas las medidas necesarias para garantizar las mejores calidades. Como ejemplo, los múltiples premios y reconocimientos que reciben los cafés de este origen, como el reciente Good Food Awards del “Kenya Karatu”.

Se estima que actualmente el cultivo de café en este país ocupa 700.000 caficultores y alrededor de 160.000 hectáreas, 2/3 de las cuales en manos de pequeños propietarios, con alrededor de un millar de árboles por finca. El resto de cafetales son propiedad de empresarios de mayor envergadura. 

Los pequeños caficultores suelen pertenecer a cooperativas, algunas con más de 12.000 miembros – aunque la tendencia actual es la creación de cooperativas mucho más pequeñas y especializadas en cafés concretos-, donde entregan su café para ser procesado y vendido a terceros, minimizando los gastos propios de estos trabajos para el caficultor, a la vez que se favorece la excelencia de la calidad, al ser ésta, un requisito exigido por la mayoría de las cooperativas para aceptar el café, pues saben que con los mejores granos, es fácil negociar y vender a mejores y mayores precios. Los grandes latifundiastas, por su parte, cuentan, en su gran mayoría, con sus propias plantas procesadoras y contactos directos para vender su café. En los últimos años, además, algunos de estos grandes productores se han iniciado, también, en la nueva moda de las cafeterías de café de finca, y han abierto establecimientos donde tuestan y sirven su propio producto. Es fácil encontrar este tipo de oferta, por ejemplo, en los enclaves turísticos, alrededor del Monte Kenya.

Y es que esta área, además de ser un zona de gran atractivo para los visitantes, es también, la mayor región cafetera del país. También son zonas de importante producción,  el noroeste de Nairobi, como Nyeri, o Embu y la zona de Aberdar, mientras que en la zona oeste del país, los cafetales son frecuentes en las áreas de Kissi, Nyaza, Nungoma, Kakamega y Kitale y abundan, también, en el Valle del Rift, Nakuru y Trans Nzonia, las colinas Taita y en los alrededores del Kilimanjaro.

En su mayoría todos los cafetales en estos lugares se sitúan por encima de los 1.500 metros de altitud, lo cual, sumado al microclima del país, y a las particularidades del terreno – suelos volcánicos ricos en nutrientes-, definen una taza de particularidades únicas, muy apreciada, sobretodo, por los amantes del café de elevada acidez, delicado aroma y buen cuerpo. 

En Kenya, hasta ahora, y más allá, por el momento,  de las pequeñas variaciones derivadas de los efectos del cambio climático, existen dos épocas de precipitaciones más o menos definidas e importantes que favorecen una doble floración de los cafetos. La primera se produce entre marzo y abril, tras las grandes lluvias, alargando la cosecha principal entre octubre y diciembre, y la segunda entre octubre y noviembre, fijando la cosecha en las primeras semanas de junio hasta agosto. En general, tanto en una época como en la otra, los cafetos que reciben el sol de la mañana trasfieren a la taza más sabores florales, mientras que los que lo reciben por la tarde denotan más sabores frutales, enriqueciendo esta variedad, la oferta y excelencia de los cafés de este origen.

En su práctica totalidad, el café en Kenia es producido sin ayuda mecánica. De la misma manera, y gracias a las propiedades resistentes de los cafetos que se producen en este país, el uso de fertilizantes químicos es anecdótico. 

Los cafés keniatas

Las variedades clave cultivadas actualmente en Kenia son:

Ruiru 11: Híbrido de porte bajo y compacto de alto rendimiento, tolerante a la roya del café y resistente a la enfermedad de la antracnosis de la cereza (CBD), una infección descubierta por primera vez en Kenia el año 1922, que se propaga a través de unas esporas que atacan directamente la baya verde del café. En taza, este café, toma las características de sus progenitores, los Catimor y una selección de multicruces de K7, SL28, N39, Rume Sudan, entre otros.

SL28: Hibrido creado hacia 1950 por los Laboratorios Scott, responsables del 90% de los varietales que crecen en Kenia.  Se trata de un café tolerante a la sequía y con muy buen potencial de calidad de taza, pero susceptible a las principales enfermedades. En boca destaca por su fina acidez, con una gran intensidad cítrica, dulzura, equilibrio y cuerpo medio

SL38. Hibrido reconocido por su buen cuerpo, acidez equilibrada i sabores complejos. 

Batian: Variedad presentada en el año 2010 por el Coffee Research Foundation (CRF) tras 25 años de investigación e introducida con éxito en el país. En comparación con las variedades anteriores, presume de tener un cuerpo más redondo, mayor acidez e incluso sabores más elegantes. Es resistente a la roya y a las enfermedades que afectan la baya del café. Otra de las ventajas de este café es su alto rendimiento. 

Bolsa de café

Una parte muy importante del café es vendido al exterior a través de un sistema centralizado de subasta. Estas sesiones son administradas por el Gobierno, se realizan en la Bolsa de Café de Nairobi, donde está prohibido que los pequeños productores pujen por su propio café o se reúnan directamente con los compradores.

Durante la época de cosecha, las subastas son semanales, casi siempre los martes y concentran un gran número de compradores. Estos deben realizar una oferta por el lote de café por el que estén interesados y pagar el precio acordado antes de una semana si quieren formalizar la adquisición. Con este sistema, los vendedores pretenden asegurar el mayor precio posible para cada lote, aunque a menudo se escuchas quejas por las supuestas confabulaciones de algunos comerciantes de café para pactar precios y limitar el máximo de la oferta. Desde hace un tiempo, la oferta de los cafés que entran en la Bolsa de Nairobi también se puede hacer a través de Internet. 

Además de este sistema de subasta, otra formula relativamente nueva para vender el café en Kenia, es el comercio directo, proceso durante el cual, los productores y cooperativas venden directamente el grano verde a compradores extranjeros a través de agentes de comercio autorizados. Estos, para conseguir su licencia, deben cumplir una serie de exigentes normas para garantizar que el café mantiene sus cualidades mientras permanece bajo su custodia. Del mismo modo, se les exigen garantías bancarias para salvaguardar el pago a los productores.  Una vez estos agentes han comprado el café, lo pueden vender a terceros o bien trabajarlo con su propia marca. 

Ahora bien, antes de entrar en el circuito comercial, el café es supervisado en tres laboratorios de Nairobi, donde lo califican y clasifican en diferentes categorías, que determinarán su precio de salida, según su forma, peso, aspecto… 

PB Granos redondos que crecen sólo uno por cereza. Caracolillos.

AA Granos grandes de 7,20 milímetros. Los mejores y más buscado. Representan entre el 10 y el 15% de la producción total de café del país. De ellos depende, en buena parte, la fluctuación de los precios del café keniata en el mercado. 

A Granos medianos de 6,8 milímetros 

B Granos de 6,20 milímetros 

C Grano más pequeño que el B 

E Grano «Elefante», el más grande de todos 

TT Grano de peso ligero


T Grano de peso más ligero que el TT y más pequeño que el C 

Además de clasificados, los granos de café keniata son calificados según unos estrictos estándares de calidad que incluyen 10 categorías. Las valoraciones para determinar al grupo que pertenece cada café se obtienen del estudio del grano sin tostar, tostado y de su comportamiento en la taza. El objetivo es que la mayor parte posible del café que salga de Kenia pueda ser comercializado en los mercados gourmet. En este sentido, Inglaterra y Estados Unidos son excelentes clientes. 

Mombasa, de Kenia al mundo

El centro portuario de Mombasa , la segunda ciudad más importante del país, en el este del territorio nacional, a orillas del océano Índico, constituye la puerta principal de entrada y salida para África Oriental. A través de este Puerto, que opera las 24 horas, se canalizan las importaciones de combustibles y bienes de consumo, además de las exportaciones de té y café keniatas y también, del resto de estados vecinos sin litoral como Uganda y Ruanda. 

Desde 2016, este Puerto está sumido en importantes obres de ampliación y mejora cuya primera fase, en forma de nuevo terminal, ya está en funcionamiento. Este nuevo espacio ha permitido aumentar en un 50% el movimiento de carga de esta estación de intercambio comercial marítimo, alcanzando actualmente, 1,05 millones de unidades de 20 pies anuales, las cuales se pretende incrementar hasta 2,5 millones en próximas fases. 

Con este fin, el Puerto de Mombasa, además de proyectar nuevas obres, ha incrementado recientemente, verano 2018, el número de grúas de sus instalaciones. En concreto han instalado 12 grúas pórtico RTG y 1 grúa Ship-to-Shore, que mejorarán y agilizaran notablemente el trabajo de carga y descarga de contenedores y la eficiencia en los movimientos en estas instalaciones.

Siete décadas dedicadas al café

Una de las empresas cafeteras más importantes y reconocidas de Kenia es Dormans Coffee. La compañía fue fundada en el año 1950 por Charles Dorman quien junto a su esposa Ellen, la hicieron crecer hasta posicionarla en el mercado. Años después de la muerte de su esposo, la señora Dorman vendió el negocio a Jeremi Block, quien con la ayuda de la directora general, Bridget Carrington y otros miembros del personal la han convertido en una de las principales firmas cafeteras del país, con servicio propio de tostado, exportación y también formación barista, una de las grandes demandas actuales en el país.  Los cursos que ofrecen tienen una duración media de 10 semanas, tras las cuales, los alumnos deben superar diversas pruebas para conseguir el certificado que les avala como baristas profesionales. La empresa, que incorporó este servicio en 2014, como una estrategia más para contribuir a la demanda interna de café y mayor conocimiento del producto por parte de los keniatas, cuenta con numerosos campeones nacionales entre sus colaboradores. 

Fuentes: Word Coffee Research, Central Intelligence Agency