Un estudio del World Coffee Research (WCR) demuestra que menos de la mitad del café que se produce corresponde realmente a la variedad que se cree que es. En la mayoría de los casos, este equívoco, no se trata de una información malintencionada por parte de los caficultores, sino de un desconocimiento que a menudo arranca en el propio semillero. Hoy día corregir esta situación es vital, no solo por las exigencias de los consumidores que quieren conocer más sobre el producto, sino porque la necesidad de optar por nuevas variedades adaptadas al cambio climático y que aseguren la supervivencia del café, no permite error alguno. WCR ha desarrollado un método para conseguirlo.
Existe una creciente conciencia sobre el hecho de que identificar las variedades óptimas para el cultivo del café es una condición clave para la producción sostenible a largo plazo. Sin embargo, es evidente que la mayoría de las fincas cafetaleras, e incluso en muchos viveros, no saben qué variedades de café están utilizando.
Para llenar este vacío de información, es fundamental tener una herramienta que nos permita identificar de manera confiable qué variedad es una semilla o planta. Y es así que desde WCR hemos desarrollado un nuevo método para autenticar las variedades de café Arábica, basado en huellas dactilares de ADN SSR, con el que pretendemos contribuir a mover la aguja hacia un sector de semillas más profesional. En el estudio y desarrollo de este método, han colaborado referentes mundiales en la investigación de café, Solène Pruvot-Woehl (WCR), Sarada Krishnan (Denver Botanical Garden), William Solano (CATIE), Tim Schilling (WCR), Lucile Toniutti (WCR; acutalmente en CIRAD), Benoit Bertrand (CIRAD) y Christophe Montagnon (WCR), lo que avala la importancia y transcendencia de los resultados de este trabajo.
Durante el trabajo, WCR ha estudiado más de 2.500 muestras de café de fincas, lotes de semillas y viveros de todo el mundo, ha- biendo llegado a la conclusión los autores del trabajo, de que solo el 40% de las variedades examinadas cumplen la conformidad genética de la variedad que se cree que es. Todo ello significaría que menos de la mitad de las plantas que los viveros o los caficultores pensaban que eran Geisha en realidad lo son (los autores basantan rotunda afirmación en su trabajo con una gran cantidad de muestras de la variedad “Geisha” o “Gesha” enviadas para la autenticación). Para los productores individuales, esto puede resultar que su café sea rechazado en el momento de la venta (no es lo que el comprador esperaba o pensaba que era); pero para el sector cafetero en su conjunto, resulta realmente desastroso que muchos de los sistemas básicos que se necesitan para asegurar la conformidad y pureza de las variedades no estén cubiertos. Y aún más preocupante es, que son precisamente estos sistemas en los que todos confiamos para garantizar que los caficultores tengan acceso a nuevas variedades para ayudarlos a enfrentar el desafío de la crisis climática y aumentar su productividad y calidad.
En el estudio desarrollado por nuestros expertos, la variedad Geisha fue la que recabó peores resultados de autentificación. Todo lo contrario de la Marsellesa que registró la mejor conformidad, con un 90% de correspondencia entre la planta en cuestión y la planta que se pensaba que era.
El Geisha es de alguna manera un caso especial y que aunque amplificado, ejemplifica muy bien la dinámica subyacente al problema general descubierto por el estudio. Veamos el porqué. El Geisha no es un café “diseñado” por un criador, sino que fue “descubierto” en un banco de genes de un campo de café en Costa Rica y no ha habido ninguna entidad que creara lotes de semillas purificadas para distribuirlas de manera eficaz. De hecho, algunos dirían, incluso, que no se trata de una “variedad” en absoluto, sino que es una población de plantas en la que se puede encontrar una gran diversidad de rasgos. Para el Geisha nunca se ha definido una variedad estabilizada que fuera distinta, uniforme e invariable durante muchas generaciones. A la confusión de la planta se suma el hecho de que su alto valor propició muchas ilusiones, “parece una especie de Geisha, así que probablemente lo es”, favoreciendo no solo su traslado a nuevos países sin rastreabilidad hasta la semilla de fundación, sino dando lugar, también, a nuevos equívocos, mal etiquetado e incluso algún fraude para captar precios elevados.
FALTA DE ORDEN Y BUENAS PRÁCTICAS
En general, los autores del estudio de WCR, encontraron que la conformidad genética del material de café, en fincas, lotes de semillas y viveros, es frecuentemente cuestionable, y coinciden en señalar que muy probablemente esto es así, debido a la falta de orden y buenas prácticas en el sector de semillas de café (la red de sistemas que propaga nuevas plantas de café y los pone en manos de los caficultores). Después de décadas de intercambio informal de semillas, a veces a través de fronteras, es muy difícil determinar la fidelidad al tipo de las variedades cultivadas, lo que crea una barrera importante para que los caficultores lleguen a materiales mejorados.
LA CORRECTA IDENTIFICACIÓN DE LAS SEMILLAS, EL QUID DE LA CUESTIÓN
Más del 60% de los productores de café del mundo son pequeñas fincas (<5 ha), en las que, en la mayoría de los casos, los cafetos se plantaron hace una generación sin antecedentes claros ni trazabilidad. En algunos países, los cafetos se venden simplemente como “café” en los viveros locales, y los caficultores desconocen la variedad, incluso si el vivero la sabe. Hasta cierto punto, esta falta de conocimiento se podría esperar de un cultivo de pequeños productores, pero lo que resulta más preocupante es que muchos viveros venden material no conforme a la verdadera variedad de cafeto que es. Esto a menudo se debe al hecho de que los lotes de semillas que producen la semilla que compran, no están configurados profesionalmente. Existen cruces externos y también, una clara falta de trazabilidad histórica de las plantas madre, además de otros factores que provocan que hayan muchos desafíos superpuestos.
Después de décadas de intercambio informal de semillas, a veces a través de fronteras, es muy difícil determinar la fidelidad al tipo de las variedades cultivadas
Así pues, ahora que a diferencia de tan solo 10 años atrás, somos conscientes de la importancia que tienen los viveros y los lotes de semillas como parte clave de cualquier plan para ayudar a los caficultores a acceder a mejores variedades que aseguren el futuro del café, y por tanto es esencial llevar esta conciencia a la acción. Desde el WCR hemos creado ya manuales de mejores prácticas para viveros y lotes de semillas que han de permitir a los caficultores y viveros genotipar sus plantas (por ejemplo, la identificación genética de variedades). Además es necesario, dedicar más esfuerzo a la capacitación.
Somos conscientes que en el ámbito cafetalero los resultados de nuestro estudio han generado dos reacciones simultáneas. Una cantidad de incredulidad inicial, seguida rápidamente de un “sí, esto tiene sentido”. Muchos compradores de café han visto pequeños viveros en las fincas y comprenden a los desafíos que se enfrentan esos caficultores. La pureza genética de las variedades no es su principal preocupación. Pero, ahora, que sabemos que ello puede influir drásticamente en su éxito, los productores de café, como cualquier agricultor, necesitan acceder a mejores variedades, para seguir siendo competitivos y tener resiliencia frente a la crisis climática.
Si los sistemas de semillas para apoyar el acceso de los caficultores a esas variedades no existen o están dañados, los productores no van a lograr acceder a lo que necesitan para tener éxito a largo plazo. Y eso, no en pocas ocasiones, favorecerá que abandonen el cultivo de café por otras oportunidades.
EL GRAN RETO DE LA CONFORMIDAD GENÉTICA
Es evidente que con más de 12,5 millones de fincas cafetaleras en el mundo es complicado comprobar directamente planta por planta, pero si es posible garantizar la conformidad genética asegurándonos un buen sistema de proveedores de semillas y viveros profesionalizados, donde si es posible monitorear absolutamente todos los procesos de producción de semillas y tener así la certeza, que se están siguiendo todos los pasos correctos para garantizar la pureza genética de cada planta. Y que nadie crea que estos es imposible. De hecho, así es como funcionan muchas industrias y todas las normas internacionales. ¿No se verifican todos los pollos de una línea de producción para detectar salmonella, por ejemplo? Se verifican los procesos que producen los pollos de acuerdo con criterios de seguridad alimentaria y luego se verifica una muestra aleatoria de pollos individuales para asegurarse de que no estén enfermos. Pues bien, en el sector del café debemos ser capaces de hacer lo mismo.
A día de hoy, muchos cultivos ya tienen sistemas de trazabilidad que se remontan no solo a la finca sino a la propia semilla. La necesidad de ofrecer información fiable al consumidor es una tendencia al alza que se está acelerando y la tecnología para hacerlo ya existe y se vuelve cada día más barata y fácil de implementar.
En WCR ya nos hemos basado en este estudio para crear métodos de genotipado aún más rápidos y baratos. Estas herramientas se han puesto a disposición de criadores de todo el mundo, incluida América Latina, para que su trabajo sea más rápido, económico y eficaz. Y es que conocer realmente el café que producimos, vendemos, y bebemos, es un paso adelante muy importante para todos
Hanna Neuschwander
Director de Comunicación de World Coffee Research
*Puedes acceder a la revista Fórum Café nº84 completa aquí.