El café es un producto que se cultiva en alrededor de 80 países, pero que se consume en todo el mundo, donde los ciudadanos de cada país de acuerdo con su tradición culinaria, gustos y hábitos lo beben y disfrutan de diferente forma, incluido en el trabajo.

Europa y sus 50 países disfruta de una amplia variedad de muestras de cómo el café se entiende en la vida cotidiana y laboral de sus ciudadanos, con hábitos y costumbres dispares, las cuales, a pesar de sus diferencias, nos atreveríamos a decir, parten todas del gran poder sociabilizador del que hace gala el café. Si nos fijamos en los países nórdicos, los máximos consumidores de café del continente, pronto nos daremos cuenta de ello. Y es que si bien el café es un recurso para combatir las bajas temperaturas, es, además, es la “excusa obligada” para socializar, algo que en contraposición a otras culturas como las latinas, resulta poco natural para los nórdicos, donde el índice de personas que viven solas es de lo más altos del mundo – en Suecia uno de cada dos suecos vive solo – y donde los planes improvisados para compartir tiempo juntos, incluidos, un café, escasean.

EL CAFÉ EN EL ENTORNO LABORAL

A diferencia de en otros países como España, donde si no hay un acuerdo entre las partes, las empresas pueden descontar el tiempo de la pausa del café al empleado al no considerarse tiempo efectivo de trabajo (sentencia de la Sala de lo Social de la Audiencia Nacional del año 2020), en Suecia, el Fika, es una pausa casi obligada por contrato y uno de los momentos del día en los que el café gana más protagonismo en este país y en Escandinavia, en general.

DEL FIKA AL STEHKAFFEE PASANDO POR EL CAFECITO ESPAÑOL​

Fika vendría a traducirse como momento de café, dulces y charlas y las empresas diseñan los horarios de sus empleados contemplando este tiempo y, también, la provisión de todo lo necesario para que resulte los más placentero posible. Esto es cafeteras o termos con café filtrado a punto para beber, pastas típicas como los rollitos de canela y un espacio confortable en el que relajarse mientras se comparte charla con una taza de café en la mano.

Y es que esta pausa del Fika, es la que según diversos estudios, sería la razón por la que suecos y los escandinavos en general – en Finlandia, Noruega y Dinamarca realizan pauses similares -, estarían en lo alto del ranking de productividad mundial en el trabajo. “El estilo de gestión sueco es horizontal y no muy jerárquico y en estas estructuras como estas es importante escuchar a cada persona, y la naturaleza comunitaria del Fika promueve la conversación entre empleados y directivos. Es una buena manera de conocer el punto de vista de cada uno en cuanto a la gestión de la compañía“, explica Andreas Astrom, de la Cámara de Comercio de Estocolmo.

Y si en Escandinavia el café ocupa un lugar relevante en la cultura empresarial, con tiempo establecido en el horario laboral y espacios concretos donde disfrutar de la bebida de forma relajada, en otros países como por ejemplo, Alemania, el café consumido rápido y de camino a la oficina suele ser lo más habitual. Los alemanes suelen pararse camino de su trabajo en los Stehkaffee, una especie de kioscos donde se sirve café de filtro y cada vez más café espresso que los consumidores toman de pies sin perder de vista el reloj.

En Francia, la pausa del café, más usual en el sur que en el Norte del país, suele estar protagonizada por el croissant y el café de filtro o un espresso más largo de lo normal en los departamentos más al Norte del territorio. En Italia, donde la pausa del café a media mañana es casi sagrada, se considera este tiempo también, una oportunidad de intercambio y socialización entre los colegas, y está prevista y regulada por una ley, la número 66 del año 2003. Incluso la pausa para el café está considerada por una sentencia del Tribunal Supremo, como un “momento necesario para refrescarse”, aunque el año pasado, la Alta Corte emitió un dictamen en el que si bien no cuestiona que el café entre dentro de los ritos de una jornada laboral, sí que pone límites a la hora de considerarlo como tiempo de trabajo, estableciendo que a los trabajadores no les corresponderá ninguna compensación económica si sufren algún accidente cuando se dirigen al bar durante la ‘pausa del café’, y es que los italianos suelen acudir a las cafeterías para disfrutar de su espresso o cappucino en este tiempo de descanso.

En España mientras, y según una encuesta de Java Repúblic, el 30% de los consumidores de café toma habitualmente esta bebida en el trabajo, tratándose de una práctica «vital» para casi uno de cada dos encuestados. El estudio desvela que el 72% de los trabajadores españoles prefiere disfrutar el café al principio de la jornada o a lo largo de la mañana, y que mayoritariamente, a un 67%, les gusta hacerlo acompañado, frente a un 11 % que lo hace en soledad. El café con leche, el cortado y el café solo por este orden, las preparaciones favoritas para esta pausa de la mañana