El té como el café es un producto que se produce únicamente en zonas muy concretas del mundo y como sucede con los granos Arábica y Robusta, las hojas de té se han convertido en una de las materias primas con más movilidad alrededor del mundo, en su trayecto desde los países de origen a los países consumidores de los cinco continentes.

Se estima que en 2020, la producción mundial de té alcanzó los 6,71 millones de toneladas, de las cuales, cerca del 40% se destinaron al comercio internacional. China, Kenya, Ceylan, Sri Lanka e India son hoy por hoy los principales países exportadores y por tanto, también, los principales puntos de embarque del té que viaja por todo el mundo.

El período de envío del té comienza aproximadamente seis semanas después de la cosecha, siendo el té enviado al comienzo de la temporada el más valioso para el mercado.

TRANSPORTE MARÍTIMO DEL TÉ

A excepción de los envíos menos cuantiosos que admiten la posibilidad del transporte aéreo, el té, explica José Miguel Masiques Jardí, Consejero Delegado CEO Empresas Masiques, se traslada de un país a otro, básicamente por vía marítima, en contenedores llenos de cajas de cartón y estas a su vez de bolsas de plástico con la materia prima en su interior.

Este tipo de envío no tiene en cuenta las variedades de té, negro, verde, convencional, orgánico, descafeinado… que en todos los casos utilizan este sistema de envío.

Preparación

Previo al empaque para el envío, las hojas de té verde recién cogidas se cuecen al vapor, se enrollan y secan para que se conserve el color verde de la clorofila, omitiendo el proceso de fermentación. El té negro, por su parte, si es un té fermentado y su proceso en origen incluye el marchitamiento, enrollado, fermentación y desecación, antes de que las hojas estén a punto para ser enviadas.

Los contenedores para el envío de té deben ser herméticos, no contaminados y deben guardarse debajo de la cubierta del barco para evitar la exposición a la lluvia, al agua de mar o a temperaturas excesivamente frías o calientes durante el envío.

Cuando el embarque se realiza en condiciones climatológicas adversas, la carga debe protegerse, ya que la humedad puede provocar el crecimiento de moho en las hojas de té.

Tanto durante la carga como vaciado de los contenedores, está desaconsejado el uso de ganchos, muy habituales en otras estibas de materias primas, pues este tipo de herramientas pueden rasgar o perforar las cajas y provocar que su contenido se estropee, tanto por la humedad como por la contaminación de olores extraños a causa de la fuerte higroscopicidad del té, una característica esta, que comparte con el café. Por esta razón también es habitual en el transporte del té, no utilizar ni eslingas ni redes de carga, habiéndose demostrado la manipulación sobre palés la más eficaz contra el riesgo de roturas, y la más práctica en cuanto a que permite apilar el té en bloques uniformes.

Cerca del 40% del té producido en el mundo se exporta desde los países de origen a otros destinos

Envío

El té es muy sensible a los impactos y a la presión y por ello durante su transporte debe asegurarse contra los daños. Se deben llenar los espacios entre paquetes o pallets para evitar movimientos y vuelcos, y los pallets deben cargarse al ras de sus bordes, ya que los paquetes que sobresalen pueden dañarse fácilmente y con ello su interior.

Asegurada la carga, durante el trasporte del té debe viajar bajo condiciones concretas de:

Temperatura: nunca por encima de los 25oC.

Humedad: por ejemplo, el contenido de agua en el té negro, según el Servicio de Información de Transportes, TIS de la Asociación Alemana de Seguros, no debe caer por debajo del 2%, ya que de lo contrario el producto se vuelve similar al heno y sus aceites esenciales se volatilizan fácilmente, mientras que, por otro lado, no debe exceder el 9%, pues entonces tiene una tendencia a crecen moho y se vuelven mohosos.

Ventilación: siempre que exista peligro de desarrollo de moho debido al contenido de agua del producto o humedad del espacio.

TRASPORTE AÉREO DEL TÉ

Igual que sucede con algunos Cafés de Especialidad, hay algunos tés como el famoso Darjeeling de la India que suelen viajar por aire hasta los países consumidores debido a sus características y exclusividad.

Además, también suelen enviarse por avión, muestras a las empresas que compran el té para que puedan valorar su elección.

Para el transporte del té por aire, lo más habitual es utilizar cajas de madera contrachapada, en las que el producto se envuelve en varias capas de papel pergamino para contribuir a la preservación de su aroma. Las esquinas de estas cajas se cubren, normalmente, con pequeñas laminas de metal para reforzar las cajas y su contenido contra la humedad y olores extraños. Además, si el origen es China o India, es habitual que las cajas se presenten adicionalmente protegidas por esteras.

TÉ LISTO PARA MEZCLAR Y CONSUMIR

Históricamente, el té se exporta con un procesamiento mínimo en origen hasta los países importadores, donde las empresas de té lo mezclan y dejan «listo para usar». Aún y así, una parte del té que desembarca en puertos de Europa y otros países consumidores llega ya listo para ser consumido en bolsitas para la infusión, pues previamente pasa por otros países, generalmente no productores, donde se realiza este trabajo. Ello provoca que países ajenos al cultivo del té como Polonia, Alemana, Reino Unido o Rusia estén entre el top 15 de países exportadores de este producto.

De hecho, la gran mayoría del té que se produce mundialmente es destinado a la elaboración del té en bolsita así como de té embotellado. El té en hojas enteras representa un porcentaje pequeño del mercado mundial pero está en constante aumento y cada vez más el consumidor prefiere elegir su té a granel frente a otras presentaciones.

ALMACENAMIENTO EN EL PUERTO

Las condiciones ideales para el stockage del té pasan por almacenes secos, ventilados y con poca variabilidad de temperatura. En estas condiciones, el té permanece largo tiempo en buenas condiciones.

Trazabilidad

Durante el proceso de transporte del té tanto por ruta marítima o aérea, la trazabilidad del producto debe asegurarse y es requisito obligatorio para superar el Control de Sanidad Exterior, Control Fitosanitario y Control de Aduanas, físico o por escáner y el Control SOIVRE, en el caso de los tés ecológicos y orgánicos. Aún así, el CEO de Empresas Masiques lamenta que “una vez más esta obligatoriedad tan solo alcanza hasta el exportador en origen y no en todos los casos se puede llegar hasta el productor inicial”.

TÉS ORGÁNICOS

Una de las principales novedades en la logística del té en estos últimos años, explica José Miguel Masiques Jardí han sido los tés orgánicos, “cada vez más comunes en los envíos que llegan a puertos de países consumidores”.

En este caso y previo a su embarque en origen, se tiene que realizar el Certificado COI (Reglamento 834/2007). Para ello, los operadores en origen y destino deben estar registrados en TRACES y, además para el caso de los importadores, en el organismo de control de su Comunidad Autónoma.

A su vez, los almacenes de destino tienen que estar validados para almacenar productos orgánicos/ecológicos y su tratamiento debe ser segregado del de los tés convencionales

LA COMPAÑÍA BRITÁNICA DE LAS INDIAS ORIENTALES

La Compañía Británica de las Indias Orientales está considerada la primera empresa de la historia y parte de su éxito está ligado al té.

Fundada en el año 1600, obtuvo de la reina Isabel I de Inglaterra la Carta Real que le concedió el permiso exclusivo para ejercer durante 15 años, el comercio con las Indias Orientales, es decir, con todo el Sudeste y Sur de Asia, desde Indonesia a la región del Indostán. Transcurrido ese tiempo, la empresa no dejó de crecer hasta convertirse en la más potente que había conocido el mundo hasta el momento. Tenía su propio ejército, su propio territorio y un poder casi absoluto sobre el comercio de té.

En 1662, la princesa portuguesa Catalina de Braganza contrajo matrimonio con el rey inglés Carlos II. Su considerable dote incluía arcones llenos de té, por entonces ya una bebida popular entre la nobleza portuguesa, así como el puerto de Bombay, que se convertiría en el cuartel general comercial de la Compañía Británica de las Indias Orientales.

La empresa basó su éxito en un sistema de «factorías», que consistía en dejar representantes llamados «factores» para que establecieran puestos comerciales y adquirieran y negociaran los bienes. Con este sistema llegaron a controlar la mitad del comercio mundial y aunque comenzó importando todo el té de China a Gran Bretaña, llegó, incluso, a crear sus propias plantaciones de té para atender la demanda de sus clientes.

Hasta la primera mitad del siglo XIX, los barcos de la compañía tenían que doblar el cabo de Buena Esperanza, en África, para llegar a Gran Bretaña y los Estados Unidos, con el consiguiente tiempo que esto comportaba de almacenaje del té en la bodega. Sin embargo, la aparición de los clippers supuso un gran avance en esta travesía.

El diseño bajo y elegante y el aparejo de formas geométricas de estos barcos les permitían alcanzar los 20 nudos por hora, con lo cual el té llegaba a puerto en la mitad de tiempo que con los barcos antiguos. La inauguración del Canal de Suez en 1869 fue otro gran antes y después en el transporte marítimo del té, igual que el auge de los barcos a vapor, en 1860, aunque en esos momentos ya había empezado el declive de la Compañía Británica de las Indias Orientales.

En 1813 se habían quedado privados del monopolio comercial; en 1833 la empresa perdió el comercio del té en China y en 1860 todas sus posesiones pasaron a manos de la Corona que, eso sí, les permitió seguir ejerciendo cierto control sobre el comercio y transporte del té durante unos años más. Oficialmente, la Compañía Británica de las Indias Orientales se disolvió en 1874.

Fuentes: Akal, National Geographic