La sostenibilidad se ha convertido en un aspecto clave del mundo en el que vivimos, en el que se están produciendo cambios profundos y en el que satisfacer las necesidades presentes sin comprometer las necesidades futuras es ya una prioridad para millones de personas. El sector del café no es ajeno a esta corriente y teniendo en cuenta sus peculiaridades, los diferentes actores involucrados en la producción, comercialización y servicio de este producto intentan dar respuesta a unos requerimientos en términos de sostenibilidad que, en muchos casos, exigen cambios importantes y profundos en la concepción, gestión, operativa, comercialización, servicio,… del café.
Kim Elena Ionescu es la directora de sostenibilidad y desarrollo de conocimiento en la Asociación de Cafés de Especialidad (SCA). Trabaja para crear conciencia sobre sostenibilidad, desarrollar estrategias, y conectar a los actores de la industria, con el fin de abordar los desafíos sociales, ambientales, y económicos que enfrentan los Cafés de Especialidad. Con ella damos inicio a una serie de entrevistas a través de las que intentaremos averiguar como se está trabajando la sostenibilidad de la semilla a la taza y cuáles son los retos y oportunidades a los que se enfrentan cada uno de los eslabones de la cadena del café en el objetivo común, o cuanto menos mayoritario, de lograr la máxima sostenibilidad para el este producto.
¿Qué debemos entender por café sostenible? ¿Qué características diferencia a un café sostenible de uno que no lo es?
Hay muchas definiciones e interpretaciones de la sostenibilidad, así que el contexto importa mucho cuando estamos diferenciando entre cafés sostenibles y cafés no sostenibles. En principio, un café sostenible garantizaría una calidad de vida digna para todos los involucrados en la producción del producto y en cada eslabón subsiguiente de la cadena de valor, aunque en realidad la palabra sostenible aparece en muchos productos que son producidos en mejores condiciones que el promedio, si bien siguen estando muy lejos de lo ideal. La misma lógica aplica en relación con el medio ambiente.
¿Cuál es el principal impulsor de la sostenibilidad para el café? ¿y para el Café de Especialidad?
A finales del año 2018, la SCA lanzó una iniciativa para responder al descenso del precio de la bolsa de futuros de Nueva York y a los efectos de esos bajos precios en los productores, y durante el año 2019 estudiamos el problema desde muchas perspectivas diferentes, para identificar estrategias y tácticas apropiadas para la SCA y los actores de la parte del sector que consideramos como Cafés de Especialidad. Llegamos a la conclusión de que, como asociación, la mayor contribución que podemos hacer en cuanto a la sostenibilidad es la de enfocarnos en la distribución de valor a lo largo de la cadena, porque los Cafés de Especialidad tienen un valor agregado gracias a los atributos que los diferencian de los Cafés Comerciales. Estos atributos incluyen la calidad en taza, pero también incluyen datos sobre la producción, las personas que los produjeron, certificaciones y cumplimiento con otros estándares
¿En qué punto de desarrollo se encuentra actualmente la sostenibilidad económica, productiva y medioambiental del café en origen?
Estamos en una posición interesante en este momento. En mi opinión, por lo menos en el discurso sobre los Cafés de Especialidad, creo que existe un acuerdo general, en que las herramientas para medir y comunicar la sostenibilidad que hemos usado para llegar a este punto no nos van a servir en la próxima etapa (o por lo menos, no servirían sin cambios significativos). A causa del crecimiento que hemos visto en el consumo de Cafés de Especialidad, ahora hay más diversidad y mayor número de perspectivas sobre la sostenibilidad, que deben incluirse en las discusiones, que las que había hace 20 años (o más), y es muy difícil imaginar que vaya a haber un consenso sobre cuál es el mayor reto o el mejor plan para fortalecer a la industria. Esta realidad presenta retos en cuanto a la comunicación global, hacia el consumidor, de una definición sencilla de cuál es el problema y qué tenemos que hacer, pero abre muchas posibilidades para diferentes expresiones de sostenibilidad que consideren factores relevantes al nivel local.
¿Cómo se gestiona la sostenibilidad en origen en un sector como el café con constantes altibajos en el precio y poca estabilidad económica para los primeros eslabones de la cadena?
La sostenibilidad en origen dependerá de las acciones y la voluntad de otros actores en la cadena de valor del café, especialmente en cuanto a que se comparta el riesgo que asumen los actores en los primeros eslabones, pero también dependerá del apoyo de instituciones y gobiernos. Muchos de los pequeños productores de café más vulnerables cultivan otros productos además del café, y los pequeños agricultores son vulnerables en todo el mundo.
¿Existe forma de garantizar que un café es sostenible de inicio a fin, es decir, de la semilla a la taza? La coordinación en este sentido, entre los eslabones de la cadena de un producto que se produce en una parte del mundo y se transporta a miles de kilómetros donde se sigue manipulando para que sea consumido, ¿es realmente posible?
No creo que exista una garantía, en gran parte por lo que ya he escrito sobre las interpretaciones diferentes acerca de la sostenibilidad. En una cadena de valores, el productor y el consumidor tendrán expectativas diferentes. En el pasado, la perspectiva del productor no hubiera tenido el mismo peso que la perspectiva del consumidor, pero la verdadera sostenibilidad social requeriría la consideración de las necesidades de todos los involucrados, no solamente de los que hacen la compra. No veo muchos ejemplos de eso, pero creo que sí es posible
Es obvio que para conseguir esta sostenibilidad en el mundo del café hay que trabajar de forma coordinada, sin embargo, las acciones dependen de cada individuo, empresa, gobierno, consumidor,… ¿El concepto unidos por la sostenibilidad es posible?¿Cómo se consigue?
¡Qué buena pregunta! Considerando el tamaño del sector y las diversas perspectivas de los actores, entiendo que la idea de unirnos es difícil de creer, pero soy optimista. Creo que una etapa en cualquier proceso de unión es el establecimiento de respeto mutuo y que, a través de la exploración de prioridades diferentes, podemos coordinarnos mejor. Al otro lado del espectro, existe una agenda a nivel mundial para la sostenibilidad: los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, y utilizo ese recurso en discusiones sobre la sostenibilidad, como un ejemplo de coordinación a una escala casi imposible de imaginar.
¿Qué garantías ofrece actualmente el mercado al comprador (importador y tostador) que el café que está adquiriendo es café sostenible?
Desde mi punto de vista, todos tenemos la responsabilidad para articular qué queremos decir cuando tenemos la expectativa de comprar un café sostenible. Si el tostador le asigna al importador la responsabilidad de definir la sostenibilidad, no debería sentirse desilusionado cuando el café no cumpla con una expectativa que no definió ese tostador en un principio. Normalmente, es el comprador quien define los términos de compra, incluyendo expectativas sobre la sostenibilidad, y yo creo que, en una cadena sostenible, la garantía para el comprador viene de la confianza que tienen todos los actores en los demás, porque entienden que el éxito de cada uno depende del éxito de todos. Entiendo que muchas cadenas no han llegado a ese nivel de sostenibilidad, ni de confianza,y, en el camino hacia allá, la transparencia y la trazabilidad son herramientas muy útiles.
Los cafés especiales que se compran en microlotes en su mayoría son cafés producidos bajo patrones de sostenibilidad. En cambio, cuando se venden y se deben enviar a países consumidores no son pocas las veces que el envío se realiza por avión, un medio de transporte poco sostenible. ¿En ese momento ese café deja de ser un café sostenible?
Creo que el transporte por avión no es sostenible para el café, para las flores, ni para los seres humanos, pero mucha gente justifica viajar por avión porque creen que con su trabajo están mejorando las condiciones de vida de su comunidad (o del mundo entero). Yo aplicaría la misma lógica en esta situación y diría que debemos evitar enviar café por avión, aunque este no es el reto más grande al que nos enfrentamos como sector en relación a la sostenibilidad.
¿Qué países productores de café están demostrando más sensiblidad en torno a la sostenibilidad de este producto?
No me gusta comparar países productores, porque todos quieren llegar a ser sostenibles, inclusive en la producción de café; todos tienen iniciativas para apoyar a los productores, y todos enfrentan retos fuera de su control directo como, por ejemplo, el cambio climático. Siempre me quedo impresionada por las iniciativas de Costa Rica, porque como país ha demostrado liderazgo por décadas en asuntos sociales y medioambientales.
Dentro de la industria, las plataformas de Sustainable Coffee Challenge y Global Coffee Platform están trabajando para fomentar la colaboración entre empresas que compiten entre si, y este es un trabajo necesario, ambicioso, y dificilísimo. A una escala menor, reconozco a Pachamama Coffee Cooperative, por ser una empresa verticalmente integrada, que empezó a partir de la visión de los productores de tres cooperativas de Perú, Etiopía, y Nicaragua.
¿Cuál cree que será la evolución de la sostenibilidad en el mundo del café a corto y medio plazo?
Creo que vamos a ver a más empresas tratando de entender y definir la sostenibilidad, no solamente con relación al producto (café), sino también en sus operaciones. Si no me equivoco, vamos a empezar a oir hablar más de ESG (Environmental, Social, Governance), los criterios diseñados para facilitar la evaluación de los negocios en torno a factores sociales y ambientales, además de en terminos de rendimiento financiero. Conforme más empresas busquen inversionistas y usen el vocabulario que les sirva para conseguir financiamiento, estas prácticas se van a generalizar más. Estoy convencida, además, que la tecnología ofrecerá oportunidades para mayor equidad entre compradores y vendedores, pero para aprovechar las oportunidades necesitaríamos enfrentar realidades difíciles sobre el acceso a la tecnología y el privilegio. Me gusta creer, también, que va a haber más compromisos públicos por parte de empresas y gobiernos y que no serán fáciles de cumplir, pero que el proceso servirá para formar nuevas alianzas. En definitiva, ¡creo que ésta es una época muy interesante y me alegra estar involucrada en este trabajo!