Perú no solo es tierra de historia milenaria y gastronomía envidiable; hoy por hoy, es uno de los grandes protagonistas del mapa cafetero mundial. Tras décadas de evolución y una apuesta firme por la sostenibilidad, el café peruano ha logrado lo que parecía imposible: posicionarse en el top 10 de productores mundiales de café Arábica.
Pero, ¿cómo ha llegado este origen a conquistar los paladares más exigentes? Acompáñanos a descubrir la historia y los secretos detrás de sus granos.
Una historia de resiliencia y tradición
El camino no siempre fue fácil. El café llegó a tierras peruanas a mediados del siglo XIX, concretamente en 1857, de la mano de colonos austro-alemanes que se asentaron en la selva central. Aunque el primer gran hito de exportación hacia Europa ocurrió en 1925, la industria ha tenido que sortear grandes obstáculos:
- Crisis y recuperación: Durante los años 80, el sector sufrió un duro golpe tras la desaparición de los mecanismos de regulación pública y la banca agraria.
- El nuevo milenio: A partir del año 2000, el sector privado y los productores unieron fuerzas para profesionalizar el cultivo, enfocándose en la calidad premium en lugar de la cantidad masiva.
El mapa del sabor: ¿Dónde crece el café peruano?
Lo que hace especial al café de Perú es su geografía. El cultivo se extiende por 17 departamentos, pero hay 10 regiones que son el verdadero corazón de la industria, entre ellas: Piura, Cusco, Huánuco, Cajamarca y San Martín.
La magia de la altura
En los Andes peruanos, el café se siente como en casa. Casi el 75% de las plantaciones se encuentran por encima de los 1.000 metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m.). Los cafés de especialidad suelen crecer incluso más arriba, entre los 1.250 y 1.950 metros, donde la maduración lenta del grano permite desarrollar:
- Acidez media-alta y elegante.
- Cuerpo equilibrado.
- Notas dulces y frutales que invitan a repetir la experiencia.
Variedades y sostenibilidad: El ADN del productor
Perú se dedica casi exclusivamente a la variedad Arábica. Aunque la reina de sus fincas es la variedad Typica, los caficultores han diversificado sus parcelas con Caturra, Catimor, Bourbon y Pache.
Es admirable notar que esta industria sostiene a cerca de 2 millones de personas. En promedio, los productores gestionan pequeñas parcelas de entre tres y cinco hectáreas, lo que fomenta un cuidado artesanal y una conexión directa con la tierra. La mayoría trabaja bajo el modelo de cooperativas, una estructura clave para acceder a mejores precios y servicios financieros.
Mirando al futuro: El Plan Nacional del Café (2018-2030)
Para asegurar que el café de Perú siga brillando, el país ha puesto en marcha una hoja de ruta estratégica con objetivos muy claros:
- Productividad sostenible: Incrementar las cosechas respetando el entorno.
- Consistencia en calidad: Que cada lote mantenga los estándares que el mercado internacional demanda.
- Identidad propia: A través de la marca sectorial «Cafés del Perú» (lanzada por PROMPERÚ), se busca dar a conocer la diversidad y especialidad de cada región.
¿Sabías qué?
En la última campaña, Perú produjo 3,6 millones de sacos de café verde, y las previsiones apuntan a que esa cifra seguirá creciendo. Esto demuestra que el café no es solo un producto, sino el motor económico de miles de familias.
Así que, la próxima vez que disfrutes de una taza de café peruano, recuerda que no solo estás bebiendo una infusión de alta calidad, sino que estás participando en la historia de un renacimiento agrícola que apuesta por el bienestar social y la biodiversidad.
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