El café tostado y empaquetado en formatos de diferente peso, es la presentación de café habitual hoy día, tanto en supermercados como en muchos locales especializados e incluso en la venta online. Sin embargo, hasta hace poco más de un siglo atrás, la única posibilidad que existía a la hora de comprar café era hacerlo a granel.
No fue hasta finalizada la Guerra Civil de Estados Unidos, 1865, que un emprendedor de Pensilvania decidió empacar su café y venderlo en bolsas ya preparadas para sus clientes. Tal visionario fue John Arbuckle Jr., el hijo de un emigrante escocés que había encontrado cerca de Pittsburgh un futuro prometedor como exitoso operador de una fábrica de algodón y gerente de un pequeño negocio de comestibles y especias.
John Arbuckle estudió en la escuela pública en Allegheny y Pittsburgh, y pasó por Jefferson College durante un corto periodo de tiempo. La educación formal tenía poco atractivo para él. Su interés eran los negocios, por lo que abandonó la escuela para incorporarse a la empresa familiar con su padre y hermano Charles. Pronto, los dos jóvenes tomaron las riendas del establecimiento y en poco tiempo expandieron el segmento de negocio dedicado a la venta de café tostado.
En ese momento, el café se vendía generalmente verde y eran los clientes los que tostaban sus granos en casa en rudimentarias sartenes al fuego o en estufas de leña. La inconsistencia del tueste era habitual y también que unos cuantos granos quemados llevaran al traste la bebida.
Fue así, que los hermanos Arbuckle empezaron a tostar el café para sus clientes en la tienda, dedicando la atención y tiempo adecuado para un buen resultado. Tostaban los granos y los almacenaban a granel y cada vez que un cliente se acercaba a comprarlo, los hermanos pesaban la cantidad deseada y la metían en una bolsa de papel. Fue entonces cuando nació su marca de café Ariosa.
El café de la marca Airosa se extendió por todos los pueblos y ciudades del centro del país, haciéndose especialmente popular en feudos tan importantes en aquella época como Dogde City o Tombstone. De hecho, hoy día, todavía en esa América “profunda”, Arbuckle’s Ariosa Blend es conocida por los más ancianos del lugar como el “original cowboy coffee”.
Con el tiempo, sin embargo, se dieron cuenta de que su sistema de venta de café tostado a granel adolecía de ciertas desventajas, como que el café que pasaba tiempo en los silos esperando a ser vendido se deterioraba rápidamente con el contacto con el aire. Es así que los Arbuckle buscaron una manera de evitar este problema y también agilizar la venta de café en su establecimiento, que para aquel entonces ya se había convertido en un referente en este producto. Decidieron tostarlo y empaquetarlo en bolsas de una libra con antelación a la venta.
El éxito de la oferta ideada por John Arbuckle era evidente y atento a la calidad de su producto, John empezó a investigar cómo asegurar la duración del café tostado en buenas condiciones para que se pudiera transportar a lugares lejanos. Fue entonces, cuando inventó un procedimiento que podríamos considerar precursor del torrefacto, si tenemos en cuenta la definición que el mismo hizo para la oficina de patentes, en fecha de 21 de enero de 1868, “consiste en recubrir los granos con café de una sustancia gelatinosa – mix de musgo irlandés o Agar agar, una onza y media de cola de pescado, una onza y media de gelatina, una onza de azúcar blanco y veinticuatro huevos – y el fin que se persigue con ello es el de retener el aroma de café y también aportar un agente clarificador cuando el café molido ha hervido en agua”.
El negocio de los Arbuckle creció y creció y en 1871 se mudaron a la ciudad de Nueva York y formaron la Arbuckle Brothers Company. El negocio continuó expandiéndose, y en poco tiempo ya empleaban a 50 mujeres solo para empaquetar el café. Por rápido que fueran, el empaquetado de café manual se convirtió en un cuello de botella que retrasaba demasiado la producción y fue así que John Arbuckle con la ayuda de un dibujante y un maquinista, inventó una máquina que llenaba, pesaba, sellaba y etiquetaba las bolsas de café de forma automática.
Una vez instalada, la maquina de envasar, la producción del tostadero de café aumentó diez veces, llegando a una producción media diaria de 500 paquetes. Arbuckle daba forma así, a la primera planta tostadora de café comercial de Estados Unidos, convirtiéndose en precursores, en muchos aspectos, de las que hoy encontramos en todos los rincones del planeta.
Con el aumento de la producción, los hermanos Arbuckle expandieron su distribución, mejoraron su sistema de adquisición en los países productores de café y comenzaron una agresiva campaña publicitaria que los posicionaría definitivamente en el mercado. Rápidamente desarrollaron un mercado nacional y se convirtieron antes de finales del siglo XIX, en la compañía de café dominante en los Estados Unidos.