Fue a finales del siglo XIX cuando la familia Orús inauguraba en la calle Escuelas Pías de Zaragoza un negocio de ultramarinos. En aquella época, esta palabra englobaba ya muchísimos productos, generalmente de alimentación, entre los que se encontraba el café, que llegaba sin tostar desde lugares lejanos, tales como Sudamérica, de donde provenían la mayoría de los granos de arábicas y Asia y África, principales proveedores de cafés robustas.

Para poder vender los granos, la familia Orús los tostaba en el propio establecimiento, en unas pequeñas sartenes especiales de hierro fundido, con gruesas tapas y una mirilla que se abría y cerraba para poder controlar el proceso. La sartén se colocaba en el fuego, sobre las brasas o la chapa de las cocinas económicas, y el encargado de la operación de tueste, la iba moviendo de tanto en tanto para que todos los granos se tostaran por igual. Era importante estar atento, pues si sobrepasaba el tiempo de tostado, los granos se carbonizaban irremediablemente.

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En el tipo de tiendas coloniales como la de la familia Orús, otro sistema habitual de tueste de café eran los bombos sobre brasas. El café se metía en un pequeño bombo de hierro también dotado de pequeños orificios que se colocaba sobre unos pequeños soportes encima de las brasas, y se hacía dar vueltas mediante una manivela.

Este tipo de tostadores, aunque de tamaño ya industrial, con calderas que se cargaban a pala y un bombo en forma de bola movido por una polea, fue el que Cafés Orús instaló en los años 30, cuando la firma decidió orientar el negocio exclusivamente hacia el café y trasladar la tienda de Escuelas Pías a un nuevo y más amplio local en el Barrio Cariñena, concretamente en la calle de Pascasio Escoriaza.

El edificio constaba de dos plantas de gran capacidad, donde se instalaron las primeras máquinas movidas ya por energía eléctrica, cada una con una dinamo y una fuerza total de 26 caballos. La nueva sede disponía, además, de almacenes de materias primas, una sección donde se tostaba el café, un taller de empaquetado y espacio para oficinas.

DE LA POSGUERRA AL PAQUETE DE CAFÉ MOLIDO

De la gerencia del fundador, Joaquín Orús, la empresa pasó a manos de José María Marco Acón, a quien le tocó vivir los complicados momentos que trajeron los años 40. En este momento de la historia, el café verde estaba dentro del Comercio de Estado y solo podría ser importado y distribuido por el Ministerio de Comercio. Por esta razón y por el aislamiento internacional posterior a la Guerra Civil, el café pasó a ser un producto al alcance de muy pocos, convirtiendo a otros productos como la achicoria en uno de los sustitutos del café más populares.

En aquel entonces, con tesón y trabajo, Cafés Orús continuó su marcha y su constante crecimiento hizo que a primeros de la década de los 50, se ampliaran estas instalaciones con la incorporación de las primeras tostadoras de café de aire caliente. De hecho, la aplicación de la mejor tecnología para la recepción del café verde, clasificado, ensilado, tueste y envasado es todavía hoy, una constante en la historia de esta firma tostadora.

En 1977, Cafés Orús realizó su traslado a sus actuales instalaciones en el Polígono El Portazgo, en la Autovía de Logroño, donde se iniciaba una nueva etapa para esta empresa familiar de la mano del actual Consejero Delegado, José María Marco.

En 1981 se liberalizó en España el mercado del café y eso significó para Cafés Orús el descubrimiento un mundo diferente de posibilidades, que antes se habían reducido a una clasificación muy estrecha, marcada por la administración (café superior, corriente y popular). El Estado controlaba el café en régimen de monopolio, era el único importador posible y el que adjudicaba, mediante cupos, la cantidad de café que correspondía a cada tostador, calculada en función de las poblaciones de cada zona y sobre la estimación de su posible mercado. Los tostadores, llamados por aquel entonces torrefactores, tenían un ámbito de comercialización regional muy concreto, tanto como los precios de compra y de venta del café, que regulaba también la Administración, concretamente la comisaría General de Abastecimientos y Transportes.

En 1981 todo cambió de forma radical, soltando a las empresas del mundo del café en un mercado completamente desconocido, muy amplio y muy difícil, en el que hubo que aprender a jugar con la cotización del café en las Bolsas, con los mercados de futuros y de opciones. Por añadidura, dos años después se produjo un cambio más. Hasta entonces, solo se podría vender el café en grano, por un lado el natural y por otro el torrefacto, que se mezclaba y molía después, por el usuario o en su casa o, en su presencia, en los molinillos que había en las tiendas y supermercados. Desde 1983, sin embargo, se pudo vender directamente paquetes de café molido y mezclado, en distintas proporciones o solo natural, sin torrefacto.

CUARTA GENERACIÓN

En la actualidad, Cafés Orús ha llegado a la cuarta generación, con Álvaro Marco como adjunto de dirección de la empresa. Es obvio que buena parte del éxito de esta firma es haber entendi- do el gusto y las necesidades del mercado de café en Aragón y haberlo trasladado a sus mezclas a fin de satisfacer el gusto, aroma y cuerpo de la demanda de sus clientes.

En la actualidad, la empresa zaragozana emplea la mejor tecnología en el tratamiento del tueste y envasado del café, con máquinas tostadoras de última generación que controlan al segundo todos los parámetros que garantizan este proceso al tiempo que se mantienen sus peculiares aromas. Es así, que Cafés Orús continúa ampliando su gama de productos apoyándose, siempre, en estos dos valores que les llevan acompañando durante toda su trayectoria, la calidad y la innovación. Además, sus acciones de Responsabilidad Social Corporativa les han llevado a recibir el sello RSA en 2019, un reconocimiento otorgado por el Gobierno de Aragón a las empresas que incorporan valores y buenas practicas en su gestión.

Hoy en día, Cafés Orús está trabajando en el rediseño de su imagen corporativa con el fin de mostrar a los consumidores una imagen renovada y actual y reforzar así su posicionamiento. Este cambio, que tiene como propósito dotar al branding de Cafés Orús de valores de vinculación con los consumidores, verá la luz en los próximos meses.