La cultura del café se ha desarrollado con personalidad propia en muchos países, y lejos de la aparente globalización que aparecería asociada a ciertas tendencias, lo cierto es que en las costumbres asociadas a la preparación y consumo de café, en muchos lugares traspasan la bebida para convertirse en un bien gastronómico, cultural e incluso turístico diferente a cualquier otro.
El café es una bebida omnipresente en prácticamente todo el planeta. A pesar de que su producción se concentra en poco más de 80 países, el café se consume en todo el mundo, donde la elaboración y degustación de este producto ha sido adaptado a los paladares de las diferentes culturas gastronómicas, dando lugar a técnicas de preparación e incluso de consumo, únicas, tanto que han sido reconocidas a nivel internacional por su singularidad.
PATRIMONIO INMATERIAL DE LA HUMANIDAD
Una de las muestras más importantes de ello es la declaración de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad otorgado por la Unesco a la cultura y tradición del café a la turca, en el que este organismo de las Naciones Unidas ha identificado una serie de técnicas de preparación especiales y una rica cultura tradicional que forma parte del patrimonio de Turquía, como lo confirma el hecho de que el café a la turca es celebrado en la literatura y las canciones y constituye un elemento indispensable en los actos sociales de este país.
Y es que, el café en Turquía es un símbolo de hospitalidad y amistad que impregna todos los ámbitos de la vida, tanto, que los conocimientos y ritos vinculados a su preparación y degustación se transmiten entre los miembros de la familia mediante la observación y la participación.
Esta importante vinculación del café con la Sociedad turca es la misma que ha llevado a Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Omán y Qatar a conseguir la inscripción del café árabe en la Lista Representativa del Patrimonio Cultual Inmaterial de la Humanidad. Aunque el café árabe lo preparan hombres y mujeres de toda condición social, especialmente en el hogar familiar, se considera que los principales depositarios de la práctica cultural del café árabe son los jeques y jefes tribales que sirven café en los sitios donde se reúnen los hombres y mujeres de mayor edad de la comunidad beduina.
A diferencia del café a la turca, que se prepara con granos molidos hervidos en un cazo con agua y azúcar y se sirve acompañado con un vasito de agua, el café árabe utiliza una gran cafetera de cobre para elaborar la infusión. En ella, junto al agua, se depositan los granos de café triturados, siempre, con un mortero, también, de cobre y un mazo del mismo metal, y puesta sobre el fuego se espera a que la infusión esté lista. Una vez esto sucede, parte del café se traspasa a una cafetera más pequeña y se sirve a los invitados, empezando por el más importante o anciano, en tazas de dimensiones reducidas. Las tazas de los invitados solo se llenan hasta un cuarto de su capacidad, para, así, poder volver a servir más café (la costumbre exige que cada invitado beba una taza por lo menos, pero no más de tres).
EL ESPRESSO, SÍMBOLO DE IDENTIDAD NACIONAL
En breve, otra preparación que podría sumarse a este listado de Bienes Inmateriales de la Humanidad es la del espresso, para la cual Italia ha pedido el reconocimiento de la Unesco. Desde el año 2016 el Gobierno de este país trabaja para lograr este reconocimiento y aunque en ocasiones anteriores la candidatura no ha prosperado, esperan que esta vez sea la definitiva. “Para nosotros es un verdadero ritual, una parte integral de nuestra identidad nacional italiana. El espresso es una expresión de la sociabilidad italiana que nos distingue en el mundo. Pero también se refleja en la literatura y es disfrutado en todo el país, desde Nápoles a Venecia, pasando por Trieste, Roma y Milán”, comenta Gian Marco Centinaio”, subsecretario italiano de Agricultura. Los italianos beben alrededor de treinta millones de cafés espresso al día, del norte al sur, de Venecia a Sicilia, en tazas de porcelana o vasitos, con o sin una gota de leche, y para todos, alegan en la candidatura ante a la Unesco, es «un ritual, expresión de una cultura»
Según una nota del Ministerio de Agricultura de Italia, la candidatura del espresso a Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, unificaría dos propuestas: “El ritual y el arte del café expreso italiano”, promovido por el Consorcio para la protección del café expreso tradicional y “La cultura del café napolitano entre rito y sociabilidad”, de la comunidad napolitana, con el apoyo de la región de Campania. “El reconocimiento del café completaría el tríptico con la dieta mediterránea y la pizza para la Región de Campania. Estoy satisfecho con el trabajo unificado realizado, un pequeño milagro para nuestro país, en el café hemos encontrado una línea unificadora de entendimiento. Un café es Italia en el mundo, hay una filosofía de vida que nos representa”, ha dicho el Presidente de la Región de Campania Vincenzo De Luca, quien no duda en asegurar que “el espresso es Italia en el mundo”. La gira de presentaciones de la candidatura del espresso italiano a Patrimonio Inmaterial de la Humanidad ha ido acompañada en este país de la firma de la “Carta de Valores del Rito Italiano del Espresso” que enumera los valores de esta preparación que aspira a ser todavía más universal a través de su inclusión en esta Lista Representativa de la Unesco