El precio del café Arábica ha empezado el año situado en los niveles máximos de la última década y según un estudio de la Agencia de la Energía de EEUU, el café es ya el producto que se ha encarecido más en el mundo en los últimos doce meses. El gran desafío, ahora, es averiguar que sucederá este año, en el que hay voces que pronostican hasta un déficit de 7 millones de sacos y en el que todavía quedan cuestiones por resolver como la falta de contenedores o una pandemia que, aunque a la baja, sigue poniendo en riesgo la mano de obra disponible para atender y recoger el café.
El 2021 fue un año convulso en precios en el mercado del café Arábica. Tras permanecer años por debajo de los 110 US Cents/lb o incluso en determinados periodos a niveles inferiores a este margen, los futuros del café —el precio que los compradores de grandes volúmenes acuerdan pagar por el grano que se les entregue en los meses venideros— se duplicaron en julio y, a finales de año, el café Arábica superó la marca de los 200c/lb, convirtiéndose este en uno de los niveles de precio más altos experimentados desde 2011.
El mayor aumento se registró en el grupo de cafés “Brasiles y Otros Naturales” que entre enero y diciembre de 2021 pasaron de 116,69 US Cents/lb a 230,26 US Cents/lb, casi el doble de precio y un récord no visto antes en esta última década.
Hasta ahora, la oferta y la demanda había sido, de forma general, el único factor desencadenante de las fluctuaciones en los precios del café, pero en este pasado año se dieron todos los condicionantes para una tormenta perfecta, en que a los problemas de oferta y demanda se sumaron problemas de logística, laborales y una pandemia global que dispararon, como nunca, el precio del café.
Carlos Mera es Jefe de Investigación de Mercados de Productos Básicos Agrícolas de Rabobank – RaboResearch Global Economics&Markets. Es analista sénior de materias primas con especialización en café y cacao y anteriormente trabajó durante más de siete años como investigador del mercado del café para Neumann Kaffee Group. Actualmente, Mera es una de las voces expertas más valoradas en el sector del café y es así que hemos acudido a él para intentar averiguar que es lo que podemos esperar del mercado del café 2022.
¿Cuál es la situación actual del mercado del café?
Nos enfrentamos a un año 2022 con un déficit importante de café en el mercado, causado mayormente por la sequía que sufrieron hasta el pasado mes de octubre las zonas productoras de café Arábica de Brasil, y que ha impactado no solo en la última cosecha, sino que lo hará, también, en la del siguiente año, en el que no se recuperará, todavía, la media de producción normal.
La próxima campaña está marcada, además, por la incertidumbre de ver cuáles serán las consecuencias finales de las heladas del pasado mes de julio – momento más vulnerable de la producción cafetera brasileña – y que fueron las peores de las dos últimas décadas en el país.
Y por si todo esto fuera poco, los efectos adversos sobre la producción se ven agravados, también, por el faltante de contenedores para el transporte marítimo, lo que hace que se necesite mucho más stock de café en puerto, esperando a ser exportado.
Encima, muchas compañías han comprado más café de lo habitual para afrontar cualquier retraso en los envío
Ante esta situación, ¿cómo evolucionará el precio del café en 2022?
Si el transporte marítimo se normalizara un poco durante este año, esto podría favorecer una disminución de los precios del café en el futuro. Esto seria de esperar con una mejora en la situación sanitaria, dado que la escasez de trabajo causado por la pandemia es la principal causa de esta escasez de contenedores.
¿Qué factores influirán más en el precio del café durante los próximos meses?
Sin duda, la ya mencionada oferta de contenedores y el clima en Brasil son las dos variables principales que seguirán marcando la disponibilidad de café en el mercado y por ende su precio. El sur de Brasil sigue bastante seco (lo que se relaciona con el fenómeno climatológico de La Niña), pero las zonas de café Arábica en Minas Gerais han estado muy húmedas desde que las lluvias regresaron en octubre, lo que, sin duda, no es una situación ideal, pues favorece la aparición de ciertas enfermedades en las plantas de café, las cuales tienen un efecto directo en la caída de la producción.
¿Qué papel juega la especulación en todo este panorama?
Los especuladores han estado comprando contratos de futuros de café desde finales de 2020, anticipando las dificultades en la exportación y las condiciones climatológicas adversas en Brasil. De esta forma lo que han hecho y conseguido ha sido exacerbar la subida de precio.
¿Cuánto tiempo tardarán las fluctuaciones del mercado del café en afectar el precio del producto final, el que compra el consumidor?
En general se tarda más de seis meses en ver cualquier aumento de precios al consumidor. Esto es así porque las grandes compañías hacen uso de contratos de cobertura, lo que les permite hacer frente a una subida de precios por unos meses. También los supermercados en general son muy reticentes a aceptar una subida de precios y en algunos mercados permiten solo una revisión anual de los mismos. Incluso cuando hay aumento de precios esto no se refleja necesariamente en una subida del precio oficial (lo que afecta a la inflación oficial), pero si en una cancelación de las ofertas existentes.
¿Hay solución para el mercado del café? ¿Dejará de ser algún día un mercado convulso en precios?
No, no la hay. La producción de café es y será muy variable, mientras que la demanda es inelástica. No hay forma de escapar a esta lógica, pero hay instrumentos que permiten cubrir el riesgo. Estos instrumentos como los futuros, los swaps o las opciones financieras son de fácil acceso para los grandes productores y tostadores, pero los pequeños productores todavía no tienen muchas alternativas, excepto algunos integrados en grandes cooperativas.
¿Qué consejo daría al sector español del café para afrontar la situación actual del mercado?
Dadas las dificultades en la producción y transporte del café es siempre deseable tener un poco más de stocks en reserva, por las dudas que haya cualquier retraso. También es importante experimentar con distintos grados de café en previsión de que algún tipo de ellos llegue a escasear en el futuro. De este modo, nuestra capacidad de reacción será mucho más rápida para atender la demanda de nuestros clientes y sin tener que pagar sobrecostes por cafés con producciones más escasas.